PENSAMIENTOS ANIMALISTAS

Los niños ya no juegan con los perros

Los niños ya no juegan con los perros

Los niños ya no juegan con los perros / RAÚLMÉRIDA

Raúl Mérida

Raúl Mérida

Los niños ya no pasean perros por la calle. Tampoco se suben a los árboles, saltan a la comba o juegan a la pelota. Sus mejores amigos son sus móviles.

Los niños actuales juegan 10 veces menos que hace 20 años. El número de niños menores de 15 años capaces de jugar sin móvil, se reduce cada diez años a la mitad. Son datos oficiales.

Los jóvenes tampoco quedan ya en los parques. No guardan hojas secas en sus libros, ni deshojan margaritas para saber si llegan a gustar. Hoy, entran en tinder y, mirando Instagram, Tik tok y sumando los likes de sus redes sociales, todo lo saben. Si no fuera por las fotos que cuelgan en las mismas, prácticamente, no se conocerían.

Su mundo discurre asomados a la pantalla de un móvil. Prefieren vivir metidos en sus habitaciones, convertidas en centros digitales de comunicación gracias al Wifi. Sólo salen para comer en algún lugar de moda o beber en esos botellones que organizan en los parkings de las discotecas, que, por cierto, ya tampoco abren a las diez ni a las doce, abren a las dos de la madrugada.

La mayoría no saben a qué huele la tierra mojada, tampoco pisaron nunca la hierba, ni aspiraron el aire de la montaña. Son urbanitas de teclado, cuyo único interés por la naturaleza es usarla en sus ordenadores como imagen de salva pantallas.

Si, por casualidad, ven a alguno por la calle, fíjense, se les distingue porque caminan con su vista hipnotizada por la pantalla del móvil. Los expertos dicen ahora que todos ellos padecen un “Trastorno de deficiencia Ambiental”. Es posible, pero me temo que, en parte, la culpa es nuestra. Para ellos, la leche y los huevos ya siempre vendrán de la nevera, nunca de una vaca o una gallina, entre otras cosas, porque si así fuera les daría mucho asco. Han hecho de la comida rápida, el cemento y el asfalto, su propia naturaleza. Una pena.