Peter pan y el abandono de animales

¿Saben, realmente, quién es Peter Pan? Se trataba de un niño que no quería ser adulto. Vivía en el país de nunca jamás. Allí, junto a otros niños compartía juegos, diversión y, sobre todo, tristeza. Por tener, tenían hasta un hada que les acompañaba y cuidaba, enseñándoles que cuando un niño ríe nacen miles de hadas, pero cuando deja de creer en ellas todas mueren sin remedio. Sin embargo, aunque disponían de muchas cosas, les faltaba la principal, el amor de una madre.

Cuenta la historia que sus niñeras los habían perdido a todos al caerse del carrito en el que los paseaban, sin que ellas se dieran cuenta. Posteriormente, cuando alguien los encontraba, los llevaba a la oficina de niños perdidos. En ella permanecían durante 7 días, que era el plazo que tenían sus padres para reclamarlos. Si nadie preguntaba por ellos, entonces eran enviados a vivir al mundo de nunca jamás, un lugar alejado de los adultos que tanto daño les habían hecho.

El mundo de los animales abandonados, curiosamente, es bastante parecido. Los perros y los gatos recogidos de la calle llegan a los albergues, refugios o perreras, porque han sido perdidos o abandonados por sus familias. En realidad, la mayoría son encontrados sin que nadie sepa nada de ellos. Por eso, cuando alguien los ve, avisa a los servicios de recogida de animales para que sean rescatados por éstos.

En los centros para animales perdidos, que he citado antes, permanecerán unos 20 días, según la legislación actual. Pasado ese plazo el animal se declarará abandonado y podrán iniciarse los trámites para una posible adopción. Sin embargo, si esta se retrasara o, incluso nunca llegara, se quedarían viviendo en esos albergues, refugios o perreras, que bien podrían llamarse también “el mundo de nunca jamás”, entre otras cosas, porque, al fin y al cabo, ninguno de esos lugares debió nunca existir, porque nunca jamás debió de ser abandonado animal alguno.