Claudia y Mario iniciaron su aventura en Supervivientes proyectando una imagen de unidad, mostrándose como una pareja invencible y preparada para afrontar cualquier adversidad que se les presentara. No obstante, sólo ha pasado una semana hasta que han surgido los primeros roces entre ellos a cuenta de las formas de Mario. 

El enfado comenzó tras la tensa conversación entre Mario y otro concursante, Ángel Cristo. En medio de esta situación, Claudia intentó calmar los ánimos sugiriéndole a Mario que se tranquilizara y se mantuviera al margen, con la intención de evitar que la disputa fuera a más. Sin embargo, esta acción de Claudia no fue bien recibida por Mario, quien interpretó el gesto de su chica como una crítica y no dudó en espetarle: “¡Yo soy así, es mi personalidad!”, exclamó, defendiendo su naturaleza impulsiva y su derecho a actuar conforme a su personalidad.

La respuesta de Mario, marcada por una seriedad y un tono de firmeza, provocó una reacción en Claudia, quien, sintiéndose atacada por el modo en que Mario le hablaba, estalló: "¡A mí no me hables así! Que no te he hecho nada, es que no ves que pierdes la razón hablando así... vaya mierda de lugar”. “¿Pero tú no me conoces lo suficiente para saber que no me puedes decir cállate cuando estoy alterado?”, le reprochaba Mario.

Mario, por su parte, se mostró intransigente, argumentando que tenía la libertad de expresar sus emociones como quisiera y de enfocarse en los temas que él considerara relevantes, sin importar lo que opinen los demás. 

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Claudia le recordaba que perdía la razón con esas formas y le decía que le había hablado mal a Carmen Borrego a lo que Marío respondía que “no me da la gana cuando hablo yo es monotema, cuando hablan los demás no lo es. Yo hablaré de lo que me apetezca hablar, ¡a ver si no me voy a poder enfadar!”, replicó a Claudia, quien, desconsolada por la actitud de Mario, le reprochó que su comportamiento fuera de la isla no era así. “Sabes que me tienes que calmar, no ponerme tú de mal rollo”, le decía Mario.

A pesar de la intensidad del enfrentamiento, la pareja logró superar este bache y Mario acudía a hablar con ella a recordarle que “sólo nos queda el humor aquí”. La sonrisa y la complicidad entre ambos era más que evidente y las miradas hablaron por sí solas, hasta que la pareja se fundió en un abrazo.