En pocas palabras

La patraña del Euromed

Llegada a Alicante de viajeros procedentes de Barcelona en un Euromed.

Llegada a Alicante de viajeros procedentes de Barcelona en un Euromed. / Héctor Fuentes

Antonio Sempere

Antonio Sempere

La evolución de las infraestructuras ferroviarias en la provincia de Alicante en el último medio siglo es una historia concatenada de despropósitos. Detengámonos un momento en el Euromed, que hoy tarda más en llegar de Alicante a Barcelona que cuando en su viaje fundacional, en 1997.

Definitivamente, tanta Fórmula 1 y tanta Moto GP nos ha hecho mucho daño. El Euromed fue una ocurrencia de Eduardo Zaplana para unir a toda velocidad Alicante con València y Barcelona sin tener en cuenta las enormes carencias del trazado. Hablando claro, que el Euromed quería ser un tren sin paradas entre Alicante y València, pero tenía que detenerse en Agost, Monforte o Elda cuando uno de los muchísimos trenes se le cruzaba en dirección contraria.

Lo que no era óbice para que los conductores se tomasen muy en serio, al menos al principio, eso de la velocidad. Recuerdo los primeros años, cuando tanto iba y venía a la capital autonómica, cómo en un trayecto hacia València, al salir del túnel de La Encina, íbamos tan rápidos que en plena curva hacia Moixent del vagón-cafetería cayó de la estantería buena parte de la vajilla, que por entonces era de porcelana. Tazas y platos rodaron terminaron en el suelo, e imagino que aquello crearía precedente.

Al llegar a destino, después de viajes llenos de arranques y paradas en seco, siempre me acercaba a la máquina a ver salir al ‘piloto de avión’, como les denominaba. No me solía equivocar. Descendía, gafas de sol en ristre, un Georges Clooney de provincias. Narro recuerdos de hace veinte años. Ahora soy yo el que veo a los Euromed pasando a escasos 30 km/h por la estación de Monóvar-Pinoso mientras mi Media Distancia les espera. Un completo disparate.