Patriota Del Pino

El presidente del Gobierno critica a Rafael del Pino por no ser solidario con España

Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: Agencias

Javier Cuervo

Javier Cuervo

Mejor un ciudadano que un patriota. Según sus definiciones académicas, ciudadano es «la persona considerada miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes» y patriota quien «ama profundamente la patria propia y trabaja y se arriesga por esta». Los derechos y deberes obligan socialmente más que la patria. El patriotismo es más exhibicionista, como lo es la pornografía respecto al amor carnal. El ciudadano es jurídico y el patriota emocional. En los amores caben más fingimiento y decepción que en los derechos y deberes.

Dicen unos que, por patriotismo, Rafael del Pino no tendría que haber llevado la sede empresarial de Ferrovial a Holanda. Para justificar la acción legal y potestativa de Ferrovial salen sus defensores a explicar que las empresas internacionales velan así por sus intereses y algunos recurren a la excusa estándar del fallo en la comunicación. Pues no. La escapada fiscal de Del Pino -que deja el excremento de la falta de seguridad jurídica en España- es inaceptable para la mayoría de los ciudadanos y para la legión de patriotas pobres que distinguen entre la sociedad española y una sociedad.

Queda que Del Pino reciba el reproche social, aunque la vergüenza es inocua para quien no puede sentirla. La invulnerabilidad a este represor social hace más libre y más liberal porque el individuo no encuentra límites en el grupo. Así, es libre de vergüenza y de irse de un gran país (como dicen los patriotas) a los Países Bajos (de fiscalidad para las empresas). La vergüenza es social y por eso se reclama: «debería darte vergüenza». Es un sentimiento de incomodidad por temor a hacer el ridículo ante alguien o a que alguien lo haga. Es decir, incomodidad por miedo a ser risible. Como la amenaza es la risa, la máxima del sinvergüenza es «ande yo caliente, ríase la gente». Aunque España sea una pequeña parte del negocio de Ferrovial -internacionalizado gracias a sus negocios con el Estado- habrá formas de contribuir a que Rafael del Pino deje de ser tercero en la línea correlativa de los millonarios españoles.

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