Al azar

Y el Óscar se va a la película equivocada

Estatuillas de los premios Oscar.

Estatuillas de los premios Oscar. / EFE

Matías Vallés

Matías Vallés

La cosecha de los Oscars casi empeora a los Goyas que imitan los copiones de Hollywood. Los arúspices apuntan a que las estatuillas ya están adjudicadas, y que se decantarán por la insoportable Todo a la vez en todas partes, imposible de consumir salvo que se haya ingerido una dosis doble de LSD y otra de somníferos. Aportamos la lista ideal:

Mejor película: La merecen por este orden Tár, Top Gun:Maverick y El triángulo de la tristeza. Ganará la farsa oriental vaticinada.

Mejor director: Para Todd Field (Tár) o Ruben Östlund (El triángulo de la tristeza), doble ganador de Cannes con películas consecutivas. Se lo llevarán los nuevos Wachowski por la película equivocada.

Mejor actor: Lo lógico sería declararlo desierto, según demuestra la inclusión en el quinteto del anodino Austin Butler de Elvis o de Colin Farrell. Dado que es obligatorio concederlo, a Bill Nighy por su deficiente recreación de un funcionario o civil servant en Living.

Mejor actriz: No concedérselo a Cate Blanchett por Tar debería ser perseguido penalmente, pero la favorita es Michelle Yeoh, a tono con la deprimente película equivocada, una burda imitación de No mires arriba.

Fotografía: No sé lo que es eso.

Actor secundario: Tiene mérito que Barry Keoghan supere al inigualable Brendan Gleeson en Almas en pena de Inisherin, deprimente en todos los sentidos.

Actriz secundaria: Si no lo consigue Kerry Condon por Inisherin, hay que invadir la Academia como si fuera el Congreso estadounidense. Es la interpretación del año, en todas las categorías imaginables. Seguida por Angela Bassett en Wakanda forever.

Banda sonora: La que no se oye.

Guion original: Para Tár o El triángulo de la tristeza, por haber refinado una nueva narrativa.

Guion adaptado: Corresponde a Top Gun: Maverick, para quienes desean aprender a escribir cine.

Película extranjera: La presencia de Ricardo Darín obliga a premiar a Argentina, 1985.

Documental: A la obra maestra en que Alexei Navalny telefonea a los miembros de la moderna KGB que lo envenenaron, para preguntarles por qué se prestaron al atentado. Ningún actor profesional le habla a la cámara con la soltura del disidente ruso encarcelado.

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