Tribuna

Igualdad democrática

Una procesión de la Semana Santa de Eche

Una procesión de la Semana Santa de Eche / Antonio Amorós

José A. Román Parres

José A. Román Parres

A la escritora estadounidense Frances Wright, librepensadora, feminista y abolicionista le preguntaron un día qué era para ella la igualdad. Su respuesta fue: «La igualdad es el alma de la libertad; de hecho, no hay libertad sin ella».

Igualdad  democrática

Igualdad democrática / JoséA.RománParres

Igualmente el Premio Nobel de Literatura de 1925, George Bernad Shaw promovedor de la eugenesia (aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana), cuando tuvo que definir la democracia dijo «que es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que merecemos».

Tanto en sus obras escritas o en sus actuaciones públicas fueron no solamente respetados sino valorados sus conocimientos y sus tesis a pesar de las excentricidades de una y otro cuando sus opiniones eran sopesadas y evaluadas, ya que los dos hicieron historia criticando una al partido demócrata (partidario de la esclavitud) y a los abolicionistas (por ser partidaria de la clase trabajadora) y el otro denunciando a ambos bandos en la Primera Guerra Mundial.

Si no alcanzamos a comprender a estos dos ejemplos de mentes privilegiadas recordemos una frase de Gandhi: «vive como si fueras a morir mañana y aprende como si fueras a vivir siempre».

Tras esta introducción y manifestando la distancia que lleva a muchos a entenderlos, ocurre que no hay evolución humana a través del tiempo o al menos ocurre en lugares que deberían estar dirigidos por quienes piensen que debe existir la igualdad democrática.

Ejemplo: La Sociedad Venid de la Virgen es para nuestra ciudad un referente histórico-cultural-religioso desde 1370 que atrae no solo a los que la vivimos con la intensidad que merece sino que es base de un turismo de invierno por quienes desean conocer el origen primigenio del Misteri d’Elx, como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Tras más de 650 años los habitantes lo han vivido de muchas formas adaptadas al tiempo, la historia, las costumbres y la vida ciudadana. Pero hete aquí que su Junta Directiva estimó que debía ser considerada la llegada de la imagen con el Consueta como un patrimonio a compartir con todo aquel que desee conocer y disfrutar de este hecho. Para ello y tras un largo estudio reflexivo y dinámico, laborioso y profundo, participativo y documentado, el día 1 de abril de 2014 fue presentado a la administración tras un ímprobo y laborioso proceso solicitando se le declarase Bien de Interés Cultural además del de Turístico de la Comunidad Valenciana.

Y como escribiera José Zorrilla en «A buen juez mejor testigo” (Pasó un día y otro día/ un mes y otro mes pasó/ y un año pasado había/ más de Flandes no volvía/ Diego que a Flandes partió/) en el caso que se trata, el año pasó sin noticias de la solicitud. Y sigo recordando al escritor: «Pasó un día y otro día/ un mes y otro mes pasó/ y el tercer año corría/ Diego a Flandes se partió/ más de Flandes no volvía». Todos sabemos, o deberíamos conocer el desenlace. Por similitud me vuelvo a referir a la petición expresada en el párrafo anterior, ya que al tercer año con ocho meses y once días se nos comunicó que «tras la celeridad» propia del caso se había llegado a la consecución solicitada. Por fin se conseguía los Bienes Autonómicos solicitados para la Venida.

Y ahora viene lo más importante: Tras un Pleno del Excmo. Ayuntamiento y una solicitud el día 16 de marzo del actual se aprueba el que la Semana Santa de Elche sea Bien de Interés Turístico de la Comunidad Valenciana el 23 del mismo.

Me congratulo por ello, pero con una brevísima recopilación de datos me pregunto: ¿Cómo es posible que para una petición con apoyos extralocales de Universidades valencianas y de Ayuntamientos al margen del nuestro, etc., etc., se tarda casi cuatro años y tan solo en pocos días esto último lo consigue?

La respuesta, se dice «sotto voce»: Estamos en época preelectoral y «qui mana, mana». Es decir, de igualdad democrática ni un gramo. Pero no es porque estamos en dicho período, es porque la autarquía deja al margen las aportaciones que no son capaces de resolver por sí mismo, menoscabando su importancia y necesidad.

Esperemos que sirva esta reflexión para que fuere quien fuere quien debiera propiciar las atenciones precisas, tengan más amplitud de miras y menos pseudopartidismo autárquico («el que no utiliza la ayuda o el apoyo de nadie», según la RAE.), ya que si esto prevalece la propia libertad se va al carajo.

¡Que razón tenía Ortega y Gasset al decir: «Mira es que yo soy yo y mi circunstancia»! Pero los que somos pueblo no nos parece lo adecuado. Menos enchufismo y más servicio sociológico, ¿o es que hay quienes se han vuelto hedonistas?

Volviendo al inicio de este escrito se ve que para quien decide, no merecemos más que migajas a las que llaman, y repito «igualdad democrática».