Crónica de un desastre anunciado

Docentes protestan a las puertas de Conselleria por los errores en las adjudicaciones de docentes.

Docentes protestan a las puertas de Conselleria por los errores en las adjudicaciones de docentes. / GONZALO SÁNCHEZ

Mario Candela

Mario Candela

Hacía meses que se veía venir, que el complejo e incierto proceso de estabilización del profesorado iba a poner en un brete las adjudicaciones docentes del verano. No hacía falta ser muy avispado para anticiparlo: conclusión del concurso de méritos y oposiciones a toda máquina a finales de junio y principios de julio, con correcciones, publicaciones de resultados provisionales y definitivos, recursos, etc. Y después, las vacantes, con funcionarios “estabilizados”, aprobados en prácticas en las oposiciones e interinos, todos a la vez. ¡Ah! Sin olvidar el nuevo estatus del profesorado de FP.

En conclusión, desastre. Sí, desastre anunciado, porque, por si no lo saben, el mismo día de las adjudicaciones, ahora en el aire, hubo docentes que ya concertaron alquileres de viviendas, con el consiguiente dispendio en fianzas y mensualidades adelantadas. ¿Y ahora, qué? ¿Qué pasará si se cambia el destino a estos profesores? Los sindicatos dicen que pedirán daños y perjuicios. ¡Suerte! Porque Abogacía de la Generalitat no tiene otra cosa que hacer que demorar y bloquear peticiones económicas. Desgraciadamente, lo sé por experiencia, y no la antigua de periodista de tribunales, sino la actual de docente por estas tierras.

Pongamos un ejemplo, aunque para ello tendré que hablar bien de la administración de la Generalitat de Catalunya, lo cual está mal visto, ahora más que nunca. Siguiendo, como todos, la norma nacional, hicieron las oposiciones el 1 de julio y después las exposiciones orales, hasta más allá del 20 de julio, o sea, bastante más tarde que en la Comunitat Valenciana. Las adjudicaciones definitivas de vacantes para el curso 2023-24 se hicieron el 5 de julio (sí, el 5 de julio, no es una errata) y quienes aprueben las oposiciones -lo cual se sabrá en septiembre- tendrán como plaza definitiva la que les haya correspondido como interinos; más adelante, podrán optar a las comisiones de servicios y demás en base a su nuevo estatus. De esta forma, se ha podido organizar el nuevo curso y los profesores han podido acudir a los institutos o colegios que les han correspondido y hacer preparativos. Igualito que por estas tierras.

Confieso que he sido bastante crítico con el proceso de “estabilización” desde el primer día porque no comparto ni los planteamientos ni la forma en que se ha ejecutado. Que ce ce o o i la u ge te, como diría el ínclito Urdaci, lo hayan avalado con entusiasmo demuestra la fidelidad a un gobierno, que dudo mucho se hubiese registrado si el mismo plan lo hubiese auspiciado un ejecutivo distinto, que no hace falta precisar. En el año de aplicación de una nueva ley de educación, que ha traído de cabeza a la comunidad educativa, decenas de miles de profesores se han visto inmersos en el estrés de no saber si estarían dentro o fuera o si deberían concurrir a unas oposiciones que no se preparan en un día. Y ahora, la traca final: tengo plaza, pero ¿la tendré dentro de tres días? ¿En el mismo sitio o a 100 kilómetros? Que puede pasar. Conozco un caso cercano de un verano que o le tocaba Alcoi o Xàbia... Cambia bastante de una cosa a la otra.

En definitiva, la crónica de un desastre anunciado o la tragicomedia de no sé muy bien quién, porque todo esto ha venido de una normativa nacional adaptada a la valenciana. Además, por estas tierras, hemos tenido cambio de gobierno, lo que conlleva renovación de la administración. La nueva se ha encontrado el desaguisado sobre la mesa y hace lo que puede, con el apoyo del personal de la Conselleria de Educación que, recordemos, en la noche más tórrida del siglo estaba publicando las vacantes a la 1 de la madrugada. O sea, había miles y miles de profesores tocando madera y rezando a su patrona, pero también personal de la conselleria al pie del cañón, lo cual tiene su mérito y merece señalarlo.

Evidentemente, no comparto que ampliar las plantillas de profesorado sea una “bomba de relojería”, como ha dicho el conseller José Antonio Rovira, no hay más que echar un vistazo a las aulas masificadas, por ejemplo, pero ni de lejos considero que tenga responsabilidad alguna en el maremágnum actual. Espero que su equipo tenga la capacidad de resolverlo con los menores daños colaterales posibles.

Por último, que quede claro que la revocación de las adjudicaciones a mi menda le afecta poco. Nunca podré tener una plaza cerca de casa, pero la que se me había asignado, más o menos la que quería, se mantendrá, o como mucho cambiaré de instituto, pero en el mismo barrio. En este sentido, como he comentado muchas veces en el último mes, soy privilegiado, pero mis 22.000 compañeros merecen solidaridad.