Esto no es un cuaderno

Hipopotomonstrosesquipedaliofobia

Este recurrente asunto de la Dama siempre da juego político, gobierne quien gobierne, y más si en Madrid hay un ministro de otro partido.

Ruz entrega la Dama al ministro Iceta

Ruz entrega la Dama al ministro Iceta / INFORMACIÓN

Gaspar Macià

Gaspar Macià

«Eran días de irresponsable plenitud, de felicidad imperceptible».

La verdad sobre el caso Savolta (1975), novela de Eduardo Mendoza.

Aseguran los lexicólogos (algunos al menos) que la palabra más larga que existe en castellano es hipopotomonstrosesquipedaliofobia, un impronunciable término que se usa en psiquiatría para definir una de las fobias más raras que existen: el miedo irracional a pronunciar palabras muy largas o complejas (como ella misma, por ejemplo). Está formada por 33 letras, entre las cuales hay 17 distintas y dos diptongos. Otros profesionales del ramo optan por la economía lingüística y por evitar más alteraciones anímicas a sus pacientes y utilizan la aféresis sesquipedaliofobia, que tampoco está mal.

La cuestión, sin embargo, es que hipopotomonstrosesquipedaliofobia no figura en el DRAE, como otros términos científicos y técnicos de tanta o más bella factura onomasiológica. Para los reales académicos, la palabra normativa más larga en español es electroencefalografista (23 letras), aunque cabe la posibilidad de que si el susodicho palabro adquiriera la condición de uso común en el habla cotidiana en un futuro, pudiera entrar en el diccionario y ver reconocido así su liderazgo léxico. Eso o que los hipopotomonstrosesquipedaliofóbicos se declaren minoría víctima de discriminación lingüística por su condición médica y reclamen al Gobierno un decreto, una ley o algo. Veremos.

Viene esto al caso (o no) porque el alcalde, Pablo Ruz Villanueva, ha llamado al pueblo ilicitano (solemne pleno extraordinario mediante) a levantarse de nuevo en armas, perifrásticamente hablando, para reclamar/exigir el regreso de su eterna exiliada, nuestra añorada Dama de Elche, cautiva y compungida en Madrid. Allí no solo va perdiendo pigmentación sino que se ve sometida a un irrefrenable proceso de recristalización y remineralización endógena y exógena intrínsicamente perniciosa, según un último y concienzudo estudio técnico apócrifo.

Ante tal alarma, allá que se marchó el alcalde raudo y veloz a reunirse con el ministro responsable de asuntos culturales para comprobar de primera mano si la situación es tan grave. Tardó dos días en sentarse a hablar con Miquel Iceta en su despacho de Madrid, mientras que su antecesor, Carlos González, todavía sigue a la espera de que lo cite, ahora ya como presidente del grupo socialista en la oposición (además de letrado ejerciente de nuevo a un 25%). Y eso que es de su mismo partido, no como el popular Ruz… Total, que allí que se plantó el ex senador y nada más saludar al responsable ministerial, le endosó una miniatura de la Dama. Con un par (de manos).

«Gracias, alcalde, pero yo ya tengo la de verdad, la grande», respondióle Iceta, superada su inicial sorpresa por tan inesperado presente. «Te la doy, ministro, para que te quedes esta mientras yo me llevo la auténtica durante un tiempo a Elche», porfió Ruz. En esas que, avisados por un ujier, se presentó en la puerta del despacho un piquete de técnicos autores del informe (además de varios becarios y meritorios), con gritos de «¡Iceta, escucha, la Dama está malucha!», «¡Ea, ea, ea, la Dama no se menea!» y otros de índole salarial que no vienen al caso. «Ya ves cómo son los técnicos con sus informes y sus cosas», justificó el catalán. «¡Esto es política, ministro, y no buenas razones¡», replicóle el alcalde con tal vehemencia que uno de los botones de su entallada chaqueta salió despedido y por poco le da en el ojo a su interlocutor.

Un momento de la reunión en Madrid entre Ruz e Iceta

Un momento de la reunión en Madrid entre Ruz e Iceta

Total, que allí que se plantó el ex senador y nada más saludar al responsable ministerial, le endosó una miniatura de la Dama. Con un par (de manos). «Gracias, alcalde, pero yo ya tengo la de verdad, la grande», respondióle Iceta, superada su inicial sorpresa por tan inesperado presente.

En vista de que se había incorporado al piquete personal de limpieza y servicios auxiliares, e incluso el entomólogo del MAN que cuida de la hormiga que se coló en la vitrina del busto íbero, Ruz optó, juiciosamente, por desistir de este primer intento. No sin antes dirigirse de nuevo al ministro: «Esto no quedará así, dicho sea con toda la lealtad institucional y la cortesía interpersonal, pero también con toda la contundencia y el peso de la razón y el corazón de todo el pueblo ilicitano en su conjunto y de la Mare de Déu además». Y a renglón seguido se arrancó espontáneamente a entonar la habanera Anhelo de Elche con su bien timbrada voz de tenor: «Que vuelva a Elche su Dama / porque su pueblo la espera…». Su intención era seguir después con el Himno de Elche en versión larga (no hay otra, por desgracia), pero el ministro se excusó para ir al baño del pasillo y el piquete se esfumó a los primeros compases, por lo que todos se perdieron tan sentida interpretación, menos una limpiadora que quedaba en el lugar, que aplaudió entusiasmada.

De regreso al pueblo, el alcalde tocó a rebato a gobierno y oposición y llamó a lanzar un movimiento cívico-socio-político para reclamar como una sola voz al Gobierno en funciones el regreso de nuestra insigne embajadora. Quiere Ruz que esto sea más grande que la movilización que montó Diego Maciá, su cuarto alcalde favorito (después de Vicente Quiles, Ramón Pastor –o viceversa- y Manuel Rodríguez), cuando trató de traer la Dama para el centenario de su hallazgo en 1997. Aquello movilizó a toda la sociedad ilicitana, incluidos los escolares (que enviaron miles de postales a la ministra popular Esperanza Aguirre, aunque no consiguieron ablandar su duro corazón), apoyos de multitud de ayuntamientos, gobiernos, parlamentos e instituciones de toda España… Pero, mira por dónde, un informe técnico desaconsejaba su traslado porque se podía degradar hasta la descomposición con solo tocarla. Y claro, pese a las altas expectativas creadas, el gobierno de José María Aznar no aprobó su traslado. Pese a lo cual el centenario se celebró y la reivindicación se renovó.

La historia posterior es bien conocida: el socialista Rodríguez Zapatero vino de campaña en 2004, y como todo buen candidato que se precie, se comprometió a autorizar el regreso de la Dama si ganaba las elecciones, como sucedió. Maciá le recordó su promesa, el presidente cumplió su compromiso electoral (cosa rara ya entonces y mucho más ahora) y, con el entusiasta apoyo de la ministra Carmen Calvo, autorizó su estancia durante seis meses en Elche en 2006, tras pasarse por el arco de La Moncloa un nuevo informe negativo y la oposición de los empecinados técnicos del MAN. Y hasta ahora, con las reiteradas negativas a un nuevo regreso temporal de los sucesivos ministros de Cultura y gobiernos del PP y del PSOE.

La movilización social que pretende el alcalde probablemente esté tan abocada al fracaso como las anteriores, aunque es de suponer que conociendo ya la ciudadanía cómo está el panorama, originará una menor frustración que en 1997. Quizás si hubiera o hubiese un proyecto cultural potente para arropar la venida del busto, como sucedió en su anterior visita (nada menos que la inauguración del MAHE, además de cientos de actos culturales en varias sedes de la ciudad), como algún anterior ministro sugirió, las expectativas serían algo más esperanzadoras. Que no lo son en absoluto, con movilización o sin ella.

La movilización social que pretende el alcalde probablemente esté tan abocada al fracaso como las anteriores, aunque es de suponer que conociendo ya la ciudadanía cómo está el panorama, originará una menor frustración que en 1997.

Este recurrente asunto de la Dama siempre da juego político, gobierne quien gobierne, y más si en Madrid hay un ministro de otro partido. Mucho tendrían que cambiar las cosas, amén de varias conjunciones improbables de astros de varias dimensiones, para que un Gobierno central de izquierdas –por el momento, al menos- le otorgue graciosamente tan jugoso tanto político a un ejecutivo local de PP y Vox, tras habérselo negado a los suyos. Tengo, además, el presentimiento de que ir en esta reivindicación de la mano del alcalde de Baza (del PP, por supuesto), que también reclama el regreso de su dama, no es la mejor decisión estratégica.

Movilicémonos, pues, todos y todas entusiásticamente, aunque en este caso cabría volver a recordar la frase de aquel párroco rural que cuando sus feligreses acudieron a decirle que querían sacar a la patrona en procesión para acabar con la sequía, les espetó, mirando al cielo: «Podéis sacar a la Virgen pero no está para llover».

Es lo que le pasa a hipopotomonstrosesquipedaliofobia. Que pese a su récord de largueza léxica, no consta que esté entre las palabras candidatas de la RAE para su próxima inclusión en el Diccionario. Otra injusticia más.