Los insustituibles

Vicente Magro

Vicente Magro

En todas las actividades y profesiones se suele producir la sustitución de unas personas por otras en casos de fallecimiento o jubilaciones. Se trata de una necesidad obligada por algo tan evidente como que el transcurso del tiempo y ese “reloj” que es la edad conlleva que las personas sean sustituidas en los centros de trabajo. Y son muchas las ocasiones en las que se percibe de inmediato que es difícil sustituir a personas que han dejado una impronta en su centro de trabajo y en su actividad.

No es cierto, por ello, esa máxima que algunos señalan de que “no hay nadie insustituible, porque algunas personas lo son. Y a estas se les podría poner el cartel de “insustituibles”. Porque su ausencia por jubilación o muerte produce un vacío tan grande en la sociedad y en el desempeño de su actividad que es imposible de llenar por la sustitución de otra persona que pretenda llevar a cabo la misma o parecida función.

Y el problema es que algunas personas realizan tan bien su actividad, o la han realizado, que cuando dejan de ejercerla es cuando te das cuenta de lo que significa la palabra insustituible, que según el diccionario viene a decir Que es imposible o muy difícil de sustituir por ser muy bueno o necesario. Porque en muchos casos cuando se jubila una persona, o fallece, pensamos que ponemos a otra en su lugar y que todo seguirá igual. Pero eso no es tan fácil y no vamos a poner ejemplos personales, porque en esto del carácter insustituible de las personas va según cuestión de gustos y preferencias, y cada uno tendrá su lista de “insustituibles” que puede que no coincidan con la lista de la persona que tiene más cerca.

Pero lo que sí es evidente es que hay muchas personas con este carácter tan peculiar y propio que les hace estar rodeados de esa aureola del carácter de insustituibles que le es propio solo a unos pocos. Y esto ocurre para con aquellos que han dejado una huella tan densa y profunda tras su actividad que son capaces de sentarse en una especie de “tribuna del Olimpo” tras su desaparición que les otorga una auctoritas y potestas que les hace atribuirse un don que tan solo los privilegiados tienen y que hace que parece que no podamos prescindir de ellos. Pero que nos damos cuenta de su “necesidad” en este mundo cuando nos dejan y que nunca más vamos a volver a verles, a escucharles, a oír un sabio consejo nacido de sus amplios conocimientos y de su saber estar. Y de esa posición que solo la naturaleza les ha otorgado a unos pocos que, al mismo tiempo que esta se lo da, debería, además, darles el don de la inmortalidad.

A otras personas se les sustituye con absoluta facilidad, porque carecen de esa impronta, y ese empuje que caracteriza a los que saben distinguirse en positivo del resto y que predican con un ejemplo difícil de igualar. Pero, como decimos, esta característica se la podremos atribuir a algunos y puede que otros tengan otra lista. Lo que es cierto es que, al final, habrá coincidencias en la mayoría y será cuestión de matices a la hora de hacer una lista uniforme.

Lo que debería llevarse a cabo es una especie de anotaciones de cuáles son las características que han llevado a estas personas a que por muchos se les otorgue este carácter distintivo, a fin de copiarlas e intentar trasladarlas a los que recojan la responsabilidad de detentar cargos directivos en las distintas actividades que se realizan en nuestra sociedad. Y no es siempre cuestión de intentar llegar a ese nivel para que luego te pongan ese letrero de “insustituible” al que llegan solo los privilegiados, sino de intenta cada uno hacer lo mejor posible la función que nos tienen encomendada en las respectivas actividades. Y si luego, al final del periodo laboral todo ello se ha realizado con excelencia pues mejor que mejor.

Pero lo mejor de que existan personas insustituibles es detectarlas y poder reconocérselo, al menos, antes de que hayan muerto. Porque lo malo de todo esto es que siempre nos acordamos de ellos o ellas cuando nos han dejado. Y eso es lo malo… que ni tan siquiera supieron en vida que los demás pensaban así de él o de ella. Así de injusto es todo esto.