Independencia dependiente

Un grupo de jubilados en Alicante.

Un grupo de jubilados en Alicante. / Isabel Ramón

Javier Cuervo

Javier Cuervo

(Este artículo contiene spoilers para menores entre 7 y 11 con comprensión lectora desarrollada e intereses precoces. No dejar a su alcance).

El final de la inocencia infantil llega cuando se descubre que los reyes son los padres y el final de la inocencia adulta cuando se dan cuenta de que los padres son el Estado del Bienestar. Un tercio de los padres ayudan a sus hijos emancipados a llegar a fin de mes.

En España, un país que crea poco empleo y cría muchos parados, el trabajo se relata como una carrera de relevos generacionales con la falsa idea de que cuando alguien se jubila deja sitio para que otro se incorpore a trabajo. No es verdad. Ningún nuevo se sienta en silla caliente, pero hay jóvenes que se quejan de que los mayores pasen tanto tiempo en la mesa de trabajo que ya les corresponde a ellos como si el mercado laboral fuera la terraza de una cervecería de moda atestada de gente.

Conviene tener en cuenta que no están aseguradas las pensiones del futuro con el poco trabajo y las bajas cotizaciones de los jóvenes actuales -de las que no son responsables sino víctimas- y que el nuevo pacto intergeneracional se refiere también a unos padres que están ayudando a sus hijos a alcanzar el día 31 con dinero, pagando por los empleadores que se quedan cortos y por los arrendadores que tiran de largo. Empleadores y arrendadores, muy amistosos, dicen: «es el mercado, amigo».

La independencia de muchos hijos depende de los padres, que apoyan con ayudas a fondo perdido llegar a fin de mes o con mano de obra gratuita llegar a la salida del cole de los nietos porque quieren que sus hijos -que no pueden ahorrar ni comprar una casa... ni siquiera acceder a una hipoteca- vivan como vivieron ellos en el pasado aunque sea en este presente social del liberalismo, que miente con la promesa del mérito recompensado y niega el futuro para reducirlo todo al ahora, mientras favorece que sus profetas construyan fortunas para 10 generaciones y sus parásitos ceben las conseguidas 10 generaciones antes.

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