Hay que tener poco arte

Francisco Esquivel

Francisco Esquivel

Hay ciudades imán. Al igual que le ocurre a no pocos, la mía es Madrid. Todo viene de cuando me examinaba a mediados de los setenta. Los finales eran nocturnos y la plebe procedente de otros puntos cardinales se buscaba la vida para poder cenar a las tantas. Yo corría detrás de las espinacas a la crema de Casa Gades en Conde de Xiquena, a la vuelta del Marquina, esa sala en la que a lo largo de los años han ido cayendo funciones con «Arte» por encima de todas donde la maestría del tridente Flotats, Pou, Hipólito logró que me tirara por los suelos y eso que el teatro siempre se me ha resistido un pelín.

   De esta forma, tal como ocurre en tu ciudad de origen, vas formándote una ruta. El despegue de la mía transcurre en torno al barrio de Las Letras, plaza de Santa Ana p´arriba y p´abajo. La primera incursión, el viernes anterior al 23-F con quien poco después me daría el «sí» en Guadalest, tuvo como pórtico «La velada de Benicarló» de Azaña hilada por la sensibilidad de José Luis Gómez en el Bellas Artes, dado que a ella la representación entre candilejas lógicamente le priva. Por completar el escenario y cambiar el paso también hemos cogido Alcalá de Henares de campamento base para seguir las huellas de Cervantes, escuchar flamenco del bueno en el Corral de Comedias y succionar más rincones dejándonos caer por la plaza Mayor de Chinchón en honor a Sacristán y a nuestra amiga Consuelo o los jardines de Aranjuez hasta rematar la faena con el festival de verduras en Casa José.

   De modo que me resulta difícil dejar de echarle una ojeada al villancico dedicado a ese paraje. Y sí, puedo resistir el pie del que cojea hasta que la cancioncilla entona «¡siéntete libre!». Igualmente me topo con que la consejera de Sanidad de la Comunidad en cuestión asevera: «No voy a decir que fumar sea bueno, pero hay que velar también por la libertad». Desde antes de la pandemia no hemos podido dar nuestro salto habitual y noto que lo que no consiga la chulapa no lo consigue nadie. En este caso, que Madrid se me haga bola.