Sánchez, CEO de su PSOE

Pedro Sánchez, durante un mitin en Galicia.

Pedro Sánchez, durante un mitin en Galicia. / Marta G. Brea

Javier Cuervo

Javier Cuervo

Pedro Sánchez viene de la lógica de la victoria del deporte. Es un resultadista. El fin es la victoria y ésta le justifica los medios, como a Zaplana se la justificaban los cuartos. Esa lógica de la victoria la expresó siempre con oratoria política, hasta la derrota del domingo en Galicia que le dejó sin contrataque, sin disimulo y sin argumentos. Es la primera vez que no ha usado un discurso político sino de gestión, porque lo que no cabe esperar -de alguien forjado en la victoria y formado en el deporte- es la autocrítica.

–No jodas, la autocrítica es de gilipollas. Para criticar ya están los otros.

La esperara o no, encontrar la derrota gallega sin paliativos le dejó sin palabras y Pedro Sánchez recurrió a la faramalla de los ejecutivos para evitar cualquier reconocimiento de responsabilidad por acción, omisión, palabra y obra. En una comparecencia desganada de la Ejecutiva Federal, en la que se vio más al grupo que cuando hay una victoria, siempre más personal, habló de «consolidar liderazgos fuertes en las comunidades autónomas que incluso trasciendan la marca del partido» y «atraer talento», que quizá se puedan llamar objetivos estratégicos en esa jerga de la gente de acción, incluso de la cotizada en bolsa.

En el imprescindible ejercicio de ojo al audio, si las siglas son la marca, Pedro Sánchez dejó de ser el secretario general del partido para convertirse en el CEO (Chief Executive Officer) de la empresa. Ese consejero delegado que viene arrasando a su alrededor todo el que no sea él y los muy suyos y que califica de «periferia» a los líderes fuertes de comunidades autónomas que trascienden la marca y le dicen que «el producto era regional, pero el guiso era nacional» habla de atraer talento cuando no hace el más mínimo esfuerzo por retenerlo (por seguir usando esa terminología de mierda). No se le ocurre que pueda haber descuidado a su cliente, que haya difuminado la marca confundiéndola con la de la competencia nacionalista, que en la fabricación del producto haya procesos ideológicamente muy contaminantes, que...

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