Opinión | EL TELEADICTO

El ministro woke

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun.

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun. / Europa Press

Es una pena que las noticias hoy día duren dos Telediarios. Porque sería pertinente que las declaraciones oficiales que hace el ministro de Cultura, perlas sin desperdicio, pudiesen dar pie a no pocos debates. Claro está, necesitaríamos que los espectadores demandaran al medio televisivo un nivel tres escalones por encima del entretenimiento que proporcionan El hormiguero y La isla de las tentaciones, programas líderes de los dos grupos mediáticos privados que existen en este país. Medítenlo.

Como era de prever, a un ministro tan ideologizado como Ernest Urtasun le resulta más fácil predicar causas conceptuales que bajar a la arena de lo práctico. Lo que en román paladino se denomina dotar de presupuesto, implicarse económicamente, realizar dotaciones concretas.

Alicante, siempre fuera del mapa, no cuenta con ningún Museo Nacional. El edificio de la Biblioteca Pública del Estado sí es incumbencia del Ministerio de Cultura, así como los 16 años de retraso que acumulan las obras de rehabilitación integral, todavía sin fecha de inicio. Si a esto sumamos que su personal, que depende de la Consellería de Cultura, no repone siquiera las bajas de los trabajadores, el resultado es desolador: la sala general (Internet, material para estudiar oposiciones) permanece cerrada por las tardes desde el verano.

Con su ascendencia vasco-catalana y su meteórica carrera política en Europa, Ernest Urtasun no imagina que en España pueda haber infraestructuras tan calamitosas y obsoletas como la existente en la décima capital española. En Euskadi, Cataluña y la Europa que él pisaba ya se extinguieron.

Por eso le resulta tan fácil pergeñar discursos tan preñados de tópicos woke. Pronto tendrá que definir cómo será el nuevo INAEM. Le sugeriría que viniese a conocer su hacienda alicantina y pisase tierra durante un rato, antes de continuar pronunciando utopías.