Opinión

El avieso guion

Frase en memoria a las víctimas del 11M en la estación de Atocha.

Frase en memoria a las víctimas del 11M en la estación de Atocha. / José Luis Roca

La ceremonia de los Oscar fue el 11M y los representantes de las distintas especialidades coincidieron en otorgar el premio de mejor guion original a «Anatomía de una caída». Justo veinte años atrás este país antiguo y muy suyo sintió en sus carnes el espanto mañanero de un destrozo sin igual agravado en las horas siguientes por la crueldad de querer manipular lo ocurrido en beneficio propio. Ha pasado el tiempo y, manque les pese, aún resuena en el interior la hosquedad de sus dentelladas.

   La cinta elevada a los altares por los académicos dura dos horas y media que se pasan en un suspiro. La intensidad de la narración adentra al espectador en una noria de turbulencias con enormes dificultades para inclinarse sobre si lo que ha ocurrido allí ha sido o no un crimen dada la ambigüedad que alimenta el rompecabezas. Cuatro lustros atrás, en la página de terror escrita por el yihadismo, hubo un fulano tan pagado de sí mismo que movió cielo y tierra, dispuso circuitos y cercenó otros con tal de que nadie se calentara la cabeza puesto que él iba a darles resuelto el enigma. A tal fin se manipuló todo lo inimaginable. En la gran manifestación promovida por él mismo se le agrió la cara al escuchar a coro «¡Quién ha sido!», grito silenciado en medios con sus guardianes. Pero no crean que ni él ni quienes lo rodean se dan por vencidos. García-Margallo lo ha rememorado de este modo: «Fui muy amigo de Rubalcaba y siempre le dije que es de los tíos más malos que he conocido por cómo nos la armaron esos días diciendo que habíamos mentido y yo nunca vi que se intentase mentir».

   No pocos de los heridos salieron de los hospitales para ir a votar y no sería de extrañar que el tipo este sostenga que lo hicieron para votar al candidato que el plan urdido por él y sus acólitos dejó vendido en lo que constituyó la anatomía de una caída. Todo un crimen sin dosis relevante de misterio, fácil de descubrir pero que a ellos los mantiene orgullosos de haber perpetrado. Pues, nada. Que lo disfruten.