Opinión

Acariciando colores

El padre del autor

El padre del autor

Era una mañana como cualquier otra en nuestra bulliciosa casa, donde los doce habitantes seguíamos una rutina rigurosa. Las 7.00 marcaban el inicio de un nuevo día, y con todos ya aseados nos preparábamos para el ritual del desayuno. Como siempre, divididos en dos turnos, primero los cinco mayores y luego los cinco pequeños, debíamos actuar con eficiencia para no retrasar el calendario familiar.

Pertenezco al grupo de los mayores, así mientras recorría el pasillo en dirección a la cocina, pasé por la puerta de la habitación de mis padres. En ese instante, mi papá, con su característica calma matutina, me llamó: _ Josito, acércame la corbata azul oscura con rayas blancas, pero pocas rayas blancas. Fue en ese momento que mi vena creativa decidió hacer acto de presencia, ¿Por qué no poner a prueba la asombrosa habilidad de mi padre para identificar los colores, formas y tejidos solo por el tacto? Me dirigí al corbatero y, con una sonrisa traviesa, opté por una corbata amarilla del mismo grosor, con el mismo tacto ( al menos a mi me lo parecía) y, curiosamente, de la misma marca, Charvet. La pequeña rebelión estaba en marcha.

Con la corbata amarilla en mano, me acerqué a mi padre, estaba listo para desplegar mi juego que añadiría un toque de diversión a la mañana rutinaria.

El breve momento de diversión dio paso a una realidad más urgente. Mi padre tan paciente y compresivo como siempre, tardó apenas unos segundos en desentrañar mi pequeña trampa. "Josito, hoy tengo una entrevista y no dispongo de tiempo para jugar. Esta es la amarilla, tráeme la que te pedí". La seriedad en su tono indicaba la importancia de la ocasión.

Corrí de vuelta al corbatero y, con una mezcla de picardía y resignación, seleccioné la corbata azul oscuro con rayas blancas.

Aunque la travesura matutina había llegado a su fin, no podía evitar sentirme impresionado una vez más por la capacidad de mi padre para percibir los colores a través del tacto, era ¡asombroso! Aunque aquel día no fue propicio para juegos, su increíble percepción de los colores con las manos quedó grabada en mi memoria.

Mi padre incluso sin la capacidad de ver continuaba asombrándome con su destreza única. Parecía que carecer de vista no era una dificultad para él, ese sentido que a todos nos aterra con solo pensarlo, mi padre no lo necesitaba.

Además, como era de costumbre en nuestras conversaciones, mi padre no perdía la oportunidad de impartir una lección magistral. A esa tierna edad mi cerebro era como una esponja, y mi curiosidad por aprender no conocía límites. En aquel instante me reveló sus planes: "Josito, hoy me entrevistan para el diario Información y Perfecto Arjones me tomará unas fotos. Por ese motivo, tengo que transmitir; inteligencia, confianza, seriedad, serenidad, comunicación, reflexión, lógica y calma. Para eso, me va a acompañar la corbata azul con rayas blancas. Mi asombro fue evidente, una vez más, estaba recibiendo una lección inolvidable. Con esa sabiduría que le caracterizaba, continuó: "Josito, el amarillo es el color de la alegría, la imaginación, el optimismo, y hoy no toca". En ese momento mi asombro alcanzó un nuevo nivel. No solo era capaz de identificar colores con las manos, sino que también entendía la psicología de los colores y su impacto en la percepción.

La lección estaba clara: la elección de la corbata no es simplemente una cuestión de estética, sino una herramienta estratégica para comunicar mensajes específicos.

Se me quedó grabado en mi memoria de tal manera que hoy, años después, he llevado mi curiosidad más allá, y he elaborado un estudio sobre el significado y percepción de los colores a través de la moda. Resulta curioso cómo las corbatas, que aunque sean el lienzo de interpretación sobre elegacia y seriedad, son, además, herramientas indispensables para transmitir mensajes en contextos tan variados como entrevistas, charlas, discursos, eventos, visitas, etc... Ahora comprendo que la elección de una corbata va más allá de la mera combinación con el traje y la camisa, es una declaración sutil pero poderosa de intenciones. Cada color lleva consigo su propia carga emocional y simbólica, y elegir la adecuada marca la diferencia en como somos percibidos por los demás.

He descubierto que la moda no es solo una cuestión de apariencias sino una forma de comunicación no verbal, las corbatas, esos pequeños pedazos de tela que en mi infancia fueron escenario de juegos y lecciones, se han convertido en instrumentos de expresión y comunicación.

El arte de elegir la corbata correcta debe ser un acto consciente y estratégico, recordando constantemente que cada detalle de nuestra apariencia comunica algo, incluso cuando no decimos una palabra.

Mi padre, en su búsqueda constante de enseñanzas prácticas, me recordaba que la moda y el estilo son formas de expresión, y cada detalle cuenta.

Aunque el tiempo haya transcurrido, su legado sigue siendo una guía constante en mi vida. Agradezco cada lección, cada risa compartida y cada gesto de amor que dejó como parte de mi historia. Su memoria siempre presente en mi camino, recordándome que su influencia nunca se desvanecerá. Siempre estarás conmigo, Papá.

¡FELIZ DÍA DEL PADRE!