Opinión

Es Semana Santa

Costaleros ilicitanos realizando uno de sus ensayos para preparar las procesiones de Semana Santa. | MATÍAS SEGARRA

Costaleros ilicitanos realizando uno de sus ensayos para preparar las procesiones de Semana Santa. | MATÍAS SEGARRA / V.LÓPEZDELTELL

Semana Santa: conmemoración y liturgia, tradición y sentimiento. Semana Santa: primavera y penitencia, religiosidad y arte. Semana Santa: oración, procesiones, música, flores, incienso, cirios, devoción, turismo. Semana Santa: una herencia de amor nacida de la agonía terrible en el Calvario de quien siendo Dios mismo se entregó por los hombres al suplicio supremo. Semana Santa: misterioso compendio de la vida que nace de la sangre y la muerte, del odio y la esperanza, del llanto y la blasfemia, del crimen y el perdón…

Ya en los primeros tiempos de la Iglesia, la semana que precede inmediatamente a la Pascua de Resurrección fue tenida por los fieles como la época más santa del año y que exige de todo cristiano más devoción y fervor porque en el transcurso de ella Jesucristo, con su Pasión y Muerte, nos liberó de la esclavitud del pecado, reconciliándonos definitivamente con el Padre.

La Semana Santa siempre se consideró semana de mortificación y penitencia. Desde los primeros siglos del cristianismo los ayunos que en ella se hacían eran más prolongados y las abstinencias más rigurosas que en los demás días del año, siendo también frecuentes los actos penitenciales en recuerdo de la sublime penitencia del Redentor. Vinculados con ellos y con la veneración que desde las primeras centurias tuvieron los cristianos a los santos lugares, sobre todo Jerusalén, escenario de su Pasión, Muerte y Resurrección, a partir de la paz otorgada a la Iglesia por Constantino, se multiplicaron las peregrinaciones, de las que se conservan descripciones desde el siglo IV. Con motivo de las Cruzadas se manifestó aún más la devoción hacia los santos lugares en que se había realizado algún episodio de la Pasión de Cristo. No se contentaron los cruzados con haber venerado esos mismos lugares, sino que trajeron a sus respectivos países la idea de realizar algo parecido a las emotivas ceremonias religiosas que habían visto y obrado en Jerusalén. De ahí que se erigiesen en muchas partes ≪Calvarios≫, con los que los fieles manifestaban su fervor, agradecimiento y amor a la Pasión de Cristo, orando y meditando en ella. Especialmente subir el doloroso recorrido con la cruz a cuestas hasta la cima del Gólgota, que muy pronto se acostumbró a llamar ≪Via Crucis≫, ≪Camino de la Cruz≫. Los Franciscanos, custodios de los santos lugares desde el siglo XIV, contribuyeron mucho a extender y propagar esta devoción de los distintos acontecimientos que se sucedieron al paso de Jesús por las calles de Jerusalén hasta el Calvario, intercalando catorce meditaciones, llamadas ≪estaciones≫, porque los que hacen este ejercicio de piedad se paran o estacionan unos momentos para reflexionar sobre los distintos pasajes que narra el Evangelio o que la tradición piadosa de los cristianos imaginó.

También en España, ya en el siglo XIII, los religiosos franciscanos conmemoraban la Pasión de Cristo con procesiones y otras manifestaciones penitenciales que, posteriormente, tras crearse importantes cofradías piadosas y gremiales, alcanzarán su más esplendorosa expresión religiosa, artística y popular, desarrollando un auténtico legado de fe y de arte que aún hoy es asombro de propios y extraños por su verismo y místico sentimiento, que es capaz de transmitir a todo aquel que lo contempla devotamente.

Las peculiaridades de la Semana Santa en España son tantas como variados son sus paisajes y regiones. Y, a pesar de los implacables cambios introducidos en las costumbres por el paso del tiempo, la Semana Santa es todavía en pueblos y ciudades un auténtico documental de ritos, tradiciones y exaltación de un patrimonio trasmitido en los siglos como herencia preciosa. Porque si las costumbres que la moda impone son, generalmente, efímeras, lo que nació del profundo sentimiento del pueblo siempre permanece, aunque quede sepultado en algunos bajo el lastre de la incultura o la indiferencia. No es por ello extraño que hoy, tras atravesar muy duras pruebas de incomprensión y de escepticismo, los nazarenos o capuchinos se multipliquen en revitalizadas o nuevas cofradías y hermandades penitenciales. Y que los costaleros se disputen el cargar sobre sus espaldas el peso excelso de los ≪pasos≫ procesionales.

Unos ≪pasos≫ que ponen ante nuestros ojos, como una predicación plástica, el misterio de la Pasión de Cristo, para que no olvidemos el dolor y el sufrimiento que tantos hoy también padecen, invitándonos a la reflexión y al compromiso fraterno desde la vivencia de esta antología de religiosidad, arte y tradición que es la Semana Santa. Aunque actualmente todo ello queda absorbido por la realidad flagrante del turismo que transforma en espectáculo lo que para muchos es todavía un auténtico compendio de piadoso recogimiento, de veneración ancestral a algunas imágenes, de emoción, meditación y sincero fervor.