Opinión

Guerra y apartheid en Tierra Santa

Palestinos frente a un edificio destruido por un bombardeo del Ejército de Israel contra la ciudad de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza (archivo)

Palestinos frente a un edificio destruido por un bombardeo del Ejército de Israel contra la ciudad de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza (archivo) / Europa Press/Contacto/Khaled Omar

El alto el fuego “inminente” votado casi unánimemente el lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU (14-0-1), con la única abstención de Estados Unidos, provocó la ira de Israel y acentuó la percepción de aislamiento de este país. El primer ministro, Beniamin Netanyahu, cargó contra Washington, su aliado y protector y hasta ahora su escudo frente a la crítica global, por no haber vetado la resolución. El mandatario israelí canceló una visita de sus asesores a Washington. Es una victoria para los derechos humanos, pero no es ninguna novedad.

El 31-XII-2016 ya titulábamos “Netanyahu contra el mundo” porque hubo cinco resoluciones de la Asamblea General condenando al Estado judío en dos de las cuales se quedó solo votando en contra, ni siquiera votó con el apoyo de Estados Unidos, que se abstuvo. Luego fue el Consejo de Seguridad, de las Naciones Unidas quien condenó las actuaciones del gobierno ultraortodoxo israelí (S/RES/2334) del 28 de diciembre de 2016. Netanyahu convocó a los embajadores de los países que votaron a favor de la resolución que calificó de “sesgada y hostil”, mientras que amenazaba “a aquellos que están contra nosotros, pagarán un precio diplomático y económico por sus acciones contra Israel”.

“Palestina: paz, no apartheid”, es el título del libro de un “radical” que se manifestó en Jerusalén a favor de la paz y el reconocimiento de los acuerdos entre Israel y Palestina. El “radical” es Jimmy Carter autor de ese libro en 2006. El 39º presidente de los Estados Unidos, actualmente con 99 años, se encuentra en cuidados paliativos desde hace más de un año. Gracias a él se firmaron los acuerdos entre Egipto e Israel, acuerdos firmados por Menájem Beguin, y que costaron la vida al presidente egipcio El-Sadat. Bill Clinton siguió con los acuerdos de Oslo entre la OLP e Israel presidido por Isaac Rabin, éste sería asesinado por radicales judíos; igual que Yasser Arafat murió envenenado, sospechosamente. Clinton estuvo a punto de no ser reelegido presidente y posteriormente cesado por el asunto de Mónica Levinsky que destaparon los servicios secretos de Israel. Frente a la candidatura presidencial de Hillary Clinton con su propuesta de los dos estados recogida en los Acuerdos de Oslo; Trump desdeñaba la única solución viable. Trump se opuso durante su mandato y es lo que hará, si gana, a partir de noviembre.

Jimmy Carter ya advertía que “si millones de palestinos se veían privados de los mismos derechos que sus vecinos israelíes y no se impedía la expansión de asentamientos equivaldría a un apartheid”, “Una descripción muy precisa de la “separación forzada” dentro de Cisjordania de los israelíes y de los palestinos y la dominación total por parte del ejército israelí dominante”. Son días de pasión en Tierra Santa de opresión a los derechos de los palestinos en Cisjordania, Jerusalén y Gaza, En el caso de los ciudadanos árabes israelíes que son el 20% de la población, Israel distingue entre ciudadanía y nacionalidad, reservando esta segunda, y todos los derechos derivados de ella, a la población judía. Hay más de cincuenta leyes que privilegian a los judíos sobre la ciudadanía palestina no judía,

Estados Unidos ha aprobado y entregado silenciosamente más de 100 ventas militares extranjeras a Israel desde que comenzó la guerra de Gaza el 7 de octubre, lo que equivale a miles de municiones guiadas con precisión, bombas de pequeño diámetro, rompe-búnkeres, armas pequeñas y otra ayuda letal. Funcionarios estadounidenses lo dijeron en el Congreso en una reciente sesión informativa clasificada (según Washington Post). El líder de la mayoría demócrata en el Senado de EEUU, Chuck Schumer- el legislador de mayor rango de religión judía- ha lanzado este mes fuertes críticas contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al que ha acusado de ser un “obstáculo para la paz” en Oriente Próximo.

Que EE.UU. bloqueen el suministro de armamento, parece harto improbable. Partiendo de que “no hay solución militar”, queda seguir las herramientas no violentas del obispo sudafricano Desmond Tutú- premio Nobel de la Paz de 1984- seguidas contra el apartheid en Sudáfrica entonces, y en Israel ahora para aislarlo económica, académica, cultural y políticamente. En síntesis, lo que preconiza la campaña internacional de “Boicot, desinversiones y sanciones- BDS- contra la colonización, el apartheid y la ocupación israelí”. (http://www.bdsmovement.net/ ) Ya dijo Isaac Rabin “ninguna solución militar definitiva es posible mientras un ejército se enfrente, no a otro cuerpo de ejército, sino a todo un pueblo”. Y él firmó la solución de los dos estados.