La odisea del agua

Embalse de la cuenca del Ebro.

Embalse de la cuenca del Ebro. / EP

Francisco Javier Sotés Gil

Últimamente, con la serie de los nombres adjudicados a las borrascas y lluvias, hemos visto en la TV el desagüe de pantanos, que estaban llenos en toda su capacidad, y a su vez también hemos visto pantanos secos que no han aumentado nada su volumen de agua.Recuerdo cuando estudiábamos en bachiller Geografía, definíamos para diferenciar la España seca de la húmeda,y que también definíamos los ríos y sus afluentes.Hubo en su día y también lo recuerdo, un Plan Hidrológico Nacional,al que un entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero se opuso y lo postergó. Así pudimos ver como ejemplo, los grandes caudales del río Ebro y sus afluentes como vertían sus aguas al mar, perdiéndose el agua que otras provincias necesitaban. Apareció entonces,un gran encono entre provincias y aquellos,que no les importaba perder el agua que pasaba por sus tierras, y que no fueron capaces de ser solidarios con todos aquellos que les escaseaba el precioso líquido. Actualmente el Presidente de la Generalidad Carlos Mazón, dice que hay que ser solidarios, incluso con aquellos que en su día se negaron a compartir el agua sobrante de sus cuencas. El agua va de una parte a otra de España, y debemos considerar el reparto de aquella como un acto de equidad, beneficioso y solidario, y de gran sentido común de lo que es ser un buen vecino y no convertir el reparto del agua en una odisea.