La Guardia Civil achaca al sargento el tiro que mató al legionario en Agost y descarta un rebote

Cinco especialistas de la Policía Científica de la Benemérita ratifican en el juicio a ocho militares que el disparo que alcanzó a Alejandro Jiménez salió del fusil del principal acusado

Funeral por el legionario Alejandro Jiménez Cruz, fallecido de un disparo en unas maniobras en Agost.

Funeral por el legionario Alejandro Jiménez Cruz, fallecido de un disparo en unas maniobras en Agost. / DEFENSA

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Especialistas de la Policía Científica de la Guardia Civil han rebatido este miércoles en el juicio que se celebra en Sevilla por la muerte de un legionario en marzo de 2019 en Agost la versión dada por los militares acusados y han rechazado la hipótesis del rebote. Hasta cinco miembros de la Policía Científica de la Guardia Civil, todos ellos procedentes de Madrid, han confirmado los informes de dicho departamento según los cuales el proyectil que mató al soldado fallecido procedía del fusil del sargento inculpado, según fuentes del caso recogidas por Europa Press.

El juicio a ocho militares de la Legión por la muerte del legionario de 21 años Alejandro Jiménez, de los cuales el Ministerio Público acusa solo a dos tenientes, un capitán y un sargento, se reanudó ayer en el Tribunal Territorial Militar Segundo, con sede en Sevilla, y tras la declaración de inocencia del sargento acusado de ser el autor material del disparo mortal los especialistas de la Benemérita defendieron la tesis contraria.

Mediante aspectos de trayectoria, distancia o componentes químicos, entre otros elementos, estos miembros de la Policía Científica confirmaron, a todos los efectos, las conclusiones alcanzadas respecto a que el proyectil que alcanzó al efectivo fallecido procedía del fusil que usaba el sargento de la Brigada de la Legión Saúl Antonio Guil, descartando además la posibilidad de que el impacto mortal de bala derivase de un «rebote» de un proyectil, planteamiento esgrimido por el principal inculpado en esta causa.

El juicio se inició la semana pasada con la comparecencia del sargento de la Brigada de la Legión Saúl Antonio Guil, a quien el Ministerio Público atribuye la autoría del disparo mortal, reclamando para él siete años, cinco meses y 15 días de prisión.

Maniobras en Agost

Los hechos ocurrieron durante unas maniobras desarrolladas el 25 de marzo de 2019 en el campo de tiro de Agost, donde el pelotón que comandaba el sargento Saúl Antonio Guil acometió un ejercicio de asalto a un merlón con cuatro blancos.

Según la Fiscalía, tras culminar el ejercicio programado, el sargento gritó «enemigo al frente, al faldón de la montaña, en claro blanco a las doce, sin que dicha orden estuviese prevista previamente en la programación del ejercicio, ni se hubiese puesto en conocimiento del pelotón», ejecutando ese nuevo objetivo «subiendo el binomio más adelantado a la cresta del merlón, abriendo fuego desde la posición cuerpo a tierra».

En ese contexto, y según la Fiscalía, uno de los disparos efectuados por el sargento «cuando se encontraba en pie, desde el merlón y a una distancia de unos 12,5 metros orientado a la posición» del legionario fallecido, Alejandro Jiménez, impactó sobre el mismo, «quien se encontraba en ese momento situado el primero por el flanco izquierdo en posición de rodilla en tierra, con su fusil orientado al suelo».

El proyectil alcanzó el culatín del fusil de la víctima, «desestabilizándose y sufriendo un volteo, que sin embargo no alteró su dirección, impactando a continuación en su cuerpo», ocasionándole una herida fatal «por orificio de bala en hemitórax derecho».

Al respecto, el citado sargento acusado en el juicio reconocía que como «jefe del pelotón», promovió de «improviso» el «segundo objetivo» una vez culminado el asalto inicial al merlón, precisando eso sí que aunque sí efectuó disparos en la primera maniobra de asalto, en ningún momento hizo «fuego al segundo enemigo» fijado por él mismo.

Informes periciales

En ese marco, manifestó ser consciente de los informes periciales según los cuales el proyectil que alcanzó al legionario fallecido procede del fusil que él usaba y que en el merlón asaltado fueron localizados siete casquillos de proyectiles disparados con dicha arma que él portaba. Esos informes periciales, según su opinión, son «totalmente erróneos».

Según sus palabras, en ningún momento pensó que él pudiese ser el autor del disparo que había alcanzado al efectivo, alegando que «sin ser experto en balística», a su entender el impacto recibido por el soldado fallecido derivaría de «un rebote» de una bala. «Es la única solución balística», señalaba, exponiendo que a esa misma conclusión llegaron el capitán A. Cabello, acusado igualmente en esta causa junto con el teniente R. Gascón y con el otro teniente identificado como P.F.

Al respecto, el teniente R. Gascón, responsable del pelotón que operaba junto al que comandaba el sargento Guil, en el sector derecho del campo de maniobra, corroboró al declarar también como acusado que tras «el accidente», él consideraba que el soldado alcanzado por un disparo había sido víctima del «rebote» de una bala. «Era la opción más probable», aseguraba este oficial, también acusado en el juicio por su participación en los hechos.

El juez que investigó la muerte del legionario Alejandro Jiménez Cruz en Agost se refirió en el auto de procesamiento a la «multitud de versiones ofrecidas sobre lo sucedido» y la «evidente contradicción entre el resultado de los informes y las declaraciones» de los investigados, lo que le llevó «necesariamente a concluir que pretendieron ocultar lo realmente acontecido, silenciando aspectos determinantes y tergiversando otros, con la única finalidad de dificultar la investigación policial y judicial y el descubrimiento de lo sucedido», según el auto.