El primer concierto del cantante David Bisbal contratado por el Ayuntamiento y que ofrecerá en el Auditoria Internacional de Música de Torrevieja el 25 de febrero costará al Instituto Municipal de Cultura (IMC) 45.000 euros, más de la mitad del total de los 87.000 euros de la programación municipal cultural de invierno. Ante la demanda, el Ayuntamiento ha contratado otro recital para un día antes, el 24 de febrero, del que se desconoce el montante.

Los socialistas, con representación, en la Junta Rectora del IMC votaron en contra de esta programación por considerarla "insuficiente y arbitraria". También rechazó reconocimientos extrajudiciales de crédito cuyo objetivo fue pagar una serie de facturas de hasta 4 años de antigüedad, y por un valor de 37.000 euros, argumentado su voto en el objetivo de "poner de manifiesto la tradicional irresponsabilidad e incompetencia de la Concejalía de Cultura a la hora de gestionar sus fondos".

Falsa austeridad

Para el PSOE "no es cierto que la Concejalía esté ajustando el presupuesto", como declaró el concejal responsable de la misma Luis María Pizana días atrás. El presupuesto, afirma el portavoz del PSOE Ángel Sáez se ha reducido por la eliminación del Premio de Novela que generaba 500.000 euros de gastos, y se están pagando facturas atrasadas con el dinero que se debería usar para organizar eventos, creando una falsa sensación de austeridad. Por ello, a los socialistas les parece "inmoral e irresponsable que una concejalía que está pagando a sus proveedores con 4 años de retraso tenga al mismo tiempo liquidez para abonar 45.000 euros por adelantado y en metálico para la actuación de Bisbal musical", y consideran que la concejalía de Cultura es "un caos económico y un ejemplo perfecto de lo que pasa en todo el Ayuntamiento".

El PSOE valora que Cultura pretende utilizar a los integrantes del IMC "sólo para aprobar las programaciones sin discusión", y por ello desde el PSOE se "exige que la concejalía respete a este organismo facilitando las necesidades culturales de una ciudad que tiene que utilizar todos los recursos a favor de la industria turística" y reclaman "una autonomía verdadera y que permitan que los miembros de la Junta Rectora gestionen la programación cultural" y no sean "únicamente títeres cuya única función sea decir que sí a todo".