El Gobierno recomienda soltar conejos en las plantas solares con la provincia de Alicante inmersa en una plaga

Transición Ecológica propone fomentar la población de estos mamíferos para controlar la vegetación en las fotovoltaicas

Asaja y la Conselleria rechazan de plano la iniciativa: «La hierba se acaba ¿y quién los coge entonces? Los conejos no tienen barreras»

Un conejo en el campo

Un conejo en el campo / INFORMACIÓN

L. Gil López

L. Gil López

Imagínense una provincia castigada por la sequía y que sufre una sobrepoblación de conejos que pone contra las cuerdas los cultivos, especialmente los viñedos. Imagínense a continuación una provincia en la que las plantas solares crecen como setas. Imagínense, por último, que el Gobierno recomendase que se suelten conejos para poder controlar la vegetación en las fotovoltaicas. Pues no hace falta que se lo imagine: es lo que está pasando en Alicante.

Vayamos por partes. En los últimos años se ha producido el boom de las fotovoltaicas, una fiebre por las solares que están «conquistando» miles de hectáreas del campo español y de la que la provincia no se escapa. Su aprobación por parte de ayuntamientos afectados, gobiernos autonómicos y el Gobierno pasa por un laborioso y farragoso proceso, que incluye declaraciones de impacto ambiental.

En una de las resoluciones para dar luz verde a un parque fotovoltaico de 57 hectáreas en los términos municipales de Villena y de La Font de la Figuera (Valencia), la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, recomienda la suelta de conejos para controlar la vegetación de los huertos solares

«La iniciativa solo puede venir de alguien verde en la materia o que no tiene ni idea de cómo funciona el campo»

José Vicente Andreu

— Presidente de Asaja Alicante

El documento recoge en uno de los puntos que durante toda la fase de explotación del proyecto «se evitará dejar el suelo desnudo y se mantendrá una cubierta vegetal herbácea» dentro del vallado perimetral de la planta mediante la siembra anual de especies herbáceas. 

Y añade que, en caso de ser necesario, «el control de la vegetación natural en el interior de la planta se realizará preferentemente mediante fomento de la población de lagomorfos silvestres» o por pastoreo con ganado ovino. Esto es, conejos y liebres.

Decenas de conejos en un campo de cultivo en Agost

Decenas de conejos en un campo de cultivo en Agost / INFORMACIÓN

Pero no solo es el Ministerio para la Transición Ecológica quien aboga por esta práctica, la Junta de Castilla y León también es partidaria de esta iniciativa en una disposición por la que autoriza la instalación del macroparque de paneles solares fotovoltaicos Mensa Solar en Villamoratiel de las Matas, un pequeño municipio de León. 

La situación es crítica en el campo: no son solo los conejos, muflones, cabras montesas o ciervos arrasan los cultivos

Una medida que para la Conselleria de Agricultura y Asaja resulta controvertida y difícil de entender, dado que la provincia sufre desde hace años una plaga de conejos que está devastando los cultivos y causando cuantiosas pérdidas económicas a los agricultores. Son, ni más ni menos, que 78 los municipios afectados por estos mamíferos

El presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, no oculta su malestar ante la propuesta: «No es digno, solo alguien verde en la materia o que no tiene ni idea de cómo funciona el campo es capaz de hacer esa propuesta».

Planta solar de Xixona, la más grande de la Comunidad Valenciana

Planta solar de Xixona, la más grande de la Comunidad Valenciana

Y es que, como explica, primero se suelta a los conejos, que hacen su función y se comen la hierba, pero «la hierba se acaba ¿y quién los coge entonces? Los conejos no tienen barreras». 

Precisamente el Ministerio, en la resolución, publicada en el BOE el 13 de enero, primero reconoce «la abundancia de conejos en el municipio de Villena», por lo que asegura que en la planta solar no se instalarán majanos, que son un montón de piedras sueltas que se crean en las tierras de cultivo o para dividir los términos. 

Barreras impermeables

Pero, a continuación, propone como solución que en las zonas colindantes a la fotovoltaica se adopten «las medidas precisas para evitar que los conejos eventualmente establecidos en su interior salgan y causen daños a los cultivos». Las medidas, añade la disposición ministerial, «preferentemente consistirán en la eliminación de refugios próximos al límite de la planta o establecimiento de barreras impermeables a los conejos».

Para el dirigente de Asaja, estamos hablando de un problema casi imposible de gestionar en el campo, donde no solo abundan los conejos, también los grandes rumiantes como muflones, cabras montesas o ciervos se han convertido en un peligro para los cultivos. «Arrasan con todo, se han desarrollado de forma incontrolada, cada vez hay menos ganado bovino o caprino».

Por su parte, la Conselleria de Agricultura también muestra su rechazo por la iniciativa del Ministerio y de la Junta. «La realidad valenciana es otra muy diferente, tenemos gran parte del territorio con sobrepoblación de conejos. Ahora mismo no valoramos esa posibilidad», explican fuentes de la Administración autonómica.

Y la situación se agrava: están hambrientos, trepan a los árboles y resisten más las enfermedades 

La situación es crítica en el campo de la provincia con la alarmante sequía y el recorte del trasvase Tajo-Segura, a lo que se suma la plaga de los conejos. Unos mamíferos que están hambrientos, resisten más las enfermedades, han perdido el miedo a los humanos, se han vuelto más atrevidos e incluso trepan a los árboles. Todo ello, para desesperación de los agricultores. Uno de ellos es Roque Bru, que tiene cítricos en el Camp d’Elx: «Hay zonas en las que, si tu vecino no cultiva, ya sea por abandono o por falta de precios y de relevo generacional, el problema es enorme con los conejos».

Además, la inversión económica que han de realizar para proteger los troncos de los cultivos supone un socrecoste enorme, que muchos no se pueden permitir. «Están hambrientos, son más resistentes a las enfermedades, se suben a los árboles, trepan, hay que instalar mallas anticonejos de un metro de altura», explica.

La plaga se ha extendido a municipios hasta el punto de que antes resultaba sorprendente ver a estos mamíferos y ahora resulta habitual. «El Camp d’Elx no era una zona de excelencia de conejos pero desde hace seis o siete años es brutal, yo me he criado aquí y antes no veías y ahora es un tránsito», asegura Bru.

Exceptuando los granados, a los que ignoran «quizá porque son más ásperos», no hay cosecha que no perdonen los conejos, ya sean hortalizas, granados, cítricos, olivos o vides: «El árbol se pone amarillo cuando los atacan y han de pasar un par de años para que se recupere».

Otro problema con el que se encuentran los agricultores es que, aunque la Conselleria ha concedido permiso para cazar todo el año, no hay suficientes cazadores. «La gente joven pasa, y la gente mayor está cansada y no está continuamente, casi hay que contratar», explica el presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu.

O, aunque se autorice la práctica cinegética, «se ha demonizado a los cazadores y ahora hay menos; además, hay casos en los que los cultivos están diseminados, hay chalés o casas de campo y tampoco se pueden poner a disparar», sostiene Bru.

La Conselleria permite la caza con hurones para intentar reducir la sobrepoblación de conejos, pero no hay muchos agricultores que apuesten por esta técnica. «Yo tengo diez hectáreas y, en un mes, con los hurones sacamos noventa conejos, es una auténtica plaga, que el Ministerio venga a decir que se suelten más es no tener ni idea», reprocha.