¿Es verdad eso de que el amor no es más que un proceso químico?

El enamoramiento sí tiene más de química que de otra cosa. Luego, que quede un amor más perdurable en el tiempo y más estable, ya tiene que ver con valores y factores en común entre la pareja, pero el aquí te pillo, aquí te mato, es pura química.

Y entonces, ¿podríamos recurrir a una pastilla para enamorarnos o desenamorarnos?

Los estudiosos hablan de las feromonas y parece que tiene su importancia en la atracción. Teóricamente sí, hay productos químicos que paliarían los efectos físicos del enamoramiento. Pero la cultura también ayuda a que estemos más receptivos o menos en función de los códigos que planteamos en cada núcleo social.

¿Y lo de la fecha de caducidad del enamoramiento?

Dicen que 3 ó 4 años. Luego, o quedan valores en común, metas y objetivos, o la cosa se va apagando. Tú tienes algo en común con una persona y luchas con esa persona para conseguirlo y, si no, la pareja se rompe.

¿Hay un efecto como el síndrome de abstinencia cuando falta el ser querido después de muchos años juntos?

Sí, pero yo creo que en general ocurre igual que si falta cualquier otro miembro de la familia. Con tu pareja los lazos son muy intensos, pero, por ejemplo, donde vivan los abuelos o los hijos, las relaciones familiares y de consanguinidad tiñen todos los días que convivimos y, si hay un cambio y alguna de estas personas fallece o se marcha, los demás notan la falta, incluso físicamente.

¿De qué depende que nos enamoremos de una persona y no de otra?

Yo creo que nacemos con un troquel que nos hace más receptivos a cierto tipo de personas. Somos más proclives a un patrón de comportamiento y un físico predeterminados y, con más o menos margen, tendemos a acercarnos a personas que responden a ese patrón. Hay estudios que dicen que tendemos a establecer relaciones con personas con las que nos parecemos incluso físicamente. Es un patrón genético. Yo siempre asocio las dos cosas; creo que a la hora de elegir pareja hay una cuestión genética previa, aunque luego pueden cambiar los patrones en función de cómo hayan sido nuestras experiencias tempranas y ya entramos a tener en cuenta otros valores, pese a que, a veces, somos muy irracionales en la elección de la pareja.

Y ahora, con la crisis, ¿tenemos en cuenta el dinero a la hora de elegir pareja?

Bueno, los expertos dicen que la gente se divorcia menos porque no hay dinero y que tendemos más a fijarnos en el bolsillo. Yo, por ejemplo, viendo a los jóvenes de la Universidad encuentro dos polos diferentes: uno es un afán por el éxito, por conseguir dinero rápido y, por otro lado, una mayor solidaridad y una búsqueda de la igualdad y de los principios y eso se conjuga también para buscar pareja, pero ha ocurrido siempre. No creo que esto haya cambiado mucho. El contigo pan y cebolla, sigue vivo.

Lo de que al hombre le interesa más el sexo y a la mujer el amor, ¿es cierto o es un tópico?

Yo creo que eso es muy reduccionista. Hay hombres y mujeres que tienen una visión del amor que es romántica o apuestan por establecer lazos duraderos y no sólo atracción física. Creo que en ambos géneros se dan las dos perspectivas. Las mujeres de generaciones pasadas quizá tenían otra visión, pero era algo cultural y no biológico. La atracción física es fundamental al principio para promover ese primer enganche y lo es tanto para hombres como para mujeres.