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Paellas por la paz: 1.500 raciones diarias de arroz alicantino en la frontera de Ucrania

Cinco voluntarios cocinan en Przemysl platos mediterráneos para los refugiados que entran en Polonia. El grupo tramita traerse a la provincia a cinco desplazados de la guerra

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Arroz alicantino para los refugiados en la frontera polaca

Mil kilos de arroz, 280 kilos de carne, 200 litros de aceite, más pimientos, tomates, garbanzos, ñora, ajos, condimentos, seis paelleros y demás ingredientes necesarios para cocinar entre 10.000 y 12.000 raciones de arroz alicantino en la frontera de Ucrania para que los refugiados de la guerra puedan alimentarse con un plato diferente a lo que están habituados y con sabor mediterráneo.

Es posible gracias a Paellas por la Paz, una iniciativa ciudadana de un grupo de amigos que está dando la vuelta al mundo pues les están entrevistando televisiones de numerosos países y que surgió a primeros de marzo "ante la indignación de lo que está sucediendo, una guerra absurda. Uno de nosotros se lo dijo a otro. Y a otro, y todos los que colaboraron, amigos y algunas empresas, lo hicieron posible", explica desde Polonia Eduardo Cisneros, uno de los cinco que ha podido viajar con dos furgonetas en las que trasladaron 3.000 kilos de alimentos y en las que esperan regresar con entre cinco y siete refugiados, para lo que están realizando los trámites necesarios.

El grupo partió el 11 de marzo tras 40 horas de camino para recorrer los 3.000 kilómetros de distancia hasta la frontera ucraniano-polaca y volverá a Alicante el domingo. También se llevaron un disfraz de Mickey "para cumplir otro de nuestros objetivos: sacar una sonrisa a los niños y niñas".

Arroz alicantino para los refugiados ucranianos

Arroz alicantino para los refugiados ucranianos

Además de lo necesario para cocinar el arroz alicantino, a un ritmo de 1.500 raciones diarias, se llevaron 480 salchichones fuet, 40 quesos, 2 jamones, algo de mojama. "Les encanta a todos, tanto a los voluntarios como a los propios ucranianos", especialmente el arroz y el jamón.

Están en la ciudad de Przemysl, a 20 minutos de la frontera en Medyka, situados al aire libre frente a un centro comercial al que suelen llegar los refugiados dado que allí se ha establecido un centro de ayuda humanitaria donde también les ofrecen caldos calientes. "Estamos 12 horas sin parar, de 10 de la mañana a 10 de la noche. Comen arroz todo el día!", explica Cisneros. Son cocineros aficionados y su única intención es ayudar.

El logo de Paellas por la paz Juani Hernández

"Llevamos sin parar desde el domingo. El primer día nos costó hasta que nos organizamos. Estamos frente a un centro comercial al que llegan los refugiados en la frontera. Dentro han habilitado espacio para los niños. Van saliendo y les damos de comer. Está teniendo bastante éxito porque es algo diferente a lo que les dan. Cada día llegan 5.000 ó 6.000 personas que pasan la frontera conforme la abren y cierran. Cuando van llegando tienen las paellas listas. El chef no para y el resto vamos cortando jamón, etc...Lo que estamos haciendo la gente lo agradece un montón, como a todos los que han venido a ayudar", señala este voluntario que ha viajado con los hermanos David y Xavi Juan Díaz, Andrés Sánchez y David Carretero. En la provincia se quedaron otros tres amigos que ayudan con las redes sociales y el resto son colaboradores tanto económicamente como en especie. Otro amigo de Villena les hizo la página web. "somos cinco aquí pero en realidad muchos más", apunta Cisneros.

El grupo saldrá de viaje de regreso este sábado y llegarán a Alicante el domingo por la noche o el lunes de madrugada. "A la vuelta podemos llevarnos al menos a cinco refugiados con nosotros, lo estamos gestionando porque hay muchos trámites burocráticos, para evitar mafias o trata de mujeres, ya se han detectado algunos casos. Tienen que tener donde alojarse una vez lleguen a España".

A través de sus redes sociales ya son varios los alicantinos que se han ofrecido a acoger a los desplazados a causa del conflicto bélico que regresen con ellos. También hay voluntarios en la provincia que ya han ofrecido sus casas para que puedan alojarse durante su estancia en España. El objetivo de este largo viaje es colaborar y echar una mano a los que sufren este drama humanitario.

Algunos de los alicantinos no pudieron evitar las lágrimas al ver tanto drama cuando llegaron y entraron en el centro de ayuda humanitaria. "Vimos todo lo que había, un desastre, gente que llega en los autobuses, desorientados, ancianos, niños, adolescentes que ya se dan cuenta de todo, con lo puesto porque han tenido que dejar corriendo su casa. Un desastre".

El grupo también se llevó dulces para los niños y 500 donuts para intentar endulzar un poco la difícil situación en que se encuentran los refugiados obligados a dejar su país para huir de las bombas y de la devastación que está causando la invasión rusa que comenzó a finales del pasado mes de febrero.

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