Jaime, sintecho de 42 años: "Necesito un trabajo. Quiero salir de la calle con dignidad"

El madrileño, que lleva tres años durmiendo a la intemperie en Alicante, intervendrá este jueves ante el Pleno del Ayuntamiento en una propuesta para intentar derogar la ordenanza contra la mendicidad - Lleva un mes esperando un certificado de exclusión que le permitiría optar a empleos para personas en exclusión

La voz de los sintecho llega al pleno del Ayuntamiento de Alicante

Rafa Arjones

C. Pascual

C. Pascual

Jaime tiene 42 años y quiere salir de la calle. Su testimonio será protagonista del último pleno ordinario del mandato en el Ayuntamiento de Alicante, que se celebrará este jueves. Intervendrá en una declaración institucional, a propuesta del PSOE, que pretende que se derogue la ordenanza contra la mendicidad, oficialmente conocida como Ordenanza de Convivencia Cívica, que se aprobó con los votos a favor de los socios del bipartito y Vox. Jaime lleva tres largos años durmiendo al raso en la ciudad de Alicante, tras pasar por Albacete, Zaragoza y su Madrid natal. Le gustaría ser jardinero, un empleo que ya ejerció años atrás, antes de caer en unas adicciones de las que dice estar recuperado gracias a la Unidad de Conductas Adictivas (UCA).

Aquí vive Jaime, con su colchón y algunas pertenencias, donde destaca su mesa donde lee libros

Aquí vive Jaime, con su colchón y algunas pertenencias, donde destaca su mesa donde lee libros / Rafa Arjones

Jaime también ansía terminar los estudios en Filosofía que se dejó a medias cuando ya no pudo asumir la matricula de la universidad. Le quedan, aproximadamente, tres semestre. Lee mucho, como demuestran los libros que acumula y el vocabulario que emplea. Parte de esos libros con los que mata tanto tiempo libre acabaron un día en la basura, en una de las polémicas intervenciones del Ayuntamiento, junto a ropa y otras pertenencias. "Eran prestados por la biblioteca, así que ahora encima me toca pagar recargo", lamenta el sinhogar.

Tiene sus escasas pertenencias ordenadas, intentando cumplir así con el mandato de la Policía Local para no ser desalojado de la calle, como le ha sucedido a sus "vecinos", otros sintecho que dormían a escasos metros de su ubicación elegida. "Me dicen que si los vecinos no se quejan, no me echan. Los vecinos se portan muy bien conmigo. Me han llegado a dejar dinero, algún billete de 20 euros, entre mis pertenencias. Me ayudan porque ven que tengo buenos hábitos. Yo nunca pido porque me da vergüenza. La pensión que tengo me da para comer, pero no me permite alquilar una habitación", añade.

Es consciente de que para salir de la calle necesita un trabajo estable. Aunque admite que no es fácil conseguirlo. "Cuando vas a pedir trabajo con el carrito donde llevas tus cosas es normal que no te cojan. Es difícil salir de la calle porque no se ayuda a quien realmente quiere salir de ella", explica Jaime, que está a la espera de que el Ayuntamiento le expida el informe de vulnerabilidad que necesita para optar a unos empleos enfocados a personas en exclusión social. "Cuando voy a pedirlo, el trabajador social del CAI (Centro de Acogida e Inserción para Personas Sin Hogar) me dice que no es el momento, que tarda por la burocracia, pero el tiempo pasa y no voy a poder optar a esos empleos", dice con cierta angustia un madrileño que quiere trabajar para poder dormir a cubierto.

"Estoy en búsqueda activa de empleo. Me gustaría ser jardinero, porque ya lo he sido y tengo cursos, pero me da igual ser reponedor o lo que sea. Solo quiero un trabajo para tener una habitación. Necesito un trabajo porque quiero salir de la calle con dignidad", apunta Jaime, quien se muestra muy crítico con la gestión del albergue municipal en Alicante: "Está pensado para quienes no tienen hábitos, no para quienes de verdad queremos salir de la calle. Tampoco ayudan si vas con problemas".

Higiene en plena calle, con agua en garrafas

Higiene en plena calle, con agua en garrafas / Rafa Arjones

Jaime, tras años durmiendo en la calle, acabó en la ciudad de Alicante. Ahora quiere recuperar la vida normal que dejó atrás por unas adicciones ya superadas gracias a unidades especializadas. "Solo pido un poco de ayuda, porque es muy difícil salir de aquí por uno mismo. Solo pido que nos ayuden a quienes de verdad queremos salir de la calle, a quienes buscamos una verdadera integración", finaliza el madrileño, que, después de tres años en las calles de Alicante, quiere iniciar en la ciudad, por primera vez para él, una vida normalizada. Su historia se escuchará en el Pleno de Alicante, en su última sesión ordinaria ante de las elecciones.