Unas farolas sin utilidad: piden bajarlas para no quedarse a oscuras en Alicante

Vecinos y comerciantes del centro y Carolinas aseguran que numerosas calles quedan a oscuras al opacar los árboles a los postes de luz

Subrayan que la solución no son las podas y que los árboles son necesarios

La calle Alcalde Suárez Llanos, a oscuras pese a tener las farolas encendidas.

La calle Alcalde Suárez Llanos, a oscuras pese a tener las farolas encendidas. / HÉCTOR FUENTES

Alberto Losa

Alberto Losa

En algunas calles del centro y de barrios como el de Carolinas Bajas, el momento en el que se apagan las luces de los comercios es el momento en el que empieza la penumbra. No porque no haya farolas, sino porque éstas quedan tapadas por los árboles. Pese a ello, tanto los vecinos como los comerciantes son claros: no quieren podas, que estas se realizan de manera regular por el Ayuntamiento, ni talas, sino que se rebaje la altura de las farolas para que la luz llegue a las aceras.

Mientras los escaparates están encendidos, el problema no se vislumbra. Pero al dar las 22.00 horas, cuando cierran los últimos negocios de entornos como el de la calle Portugal, algunos tramos se quedan a oscuras pese a tener suficiente iluminación pública. El alumbrado queda opacado por los frondosos árboles que ocupan la acera, en especial en tramos como el de Arzobispo Loaces hasta el parque de Canalejas.

Los comerciantes aseguran que no solo se ven perjudicados sus negocios, sino que también es un peligro para los viandantes. Y los vecinos añaden que reducir la altura de las farolas sin que los árboles se vean perjudicados por el camino.

Las farolas quedan a la altura de los árboles.

Las farolas quedan a la altura de los árboles. / INFORMACIÓN

El portavoz de la asociación de vecinos de Carolinas Bajas-Les Palmeretes, Joaquín Gracia, explica esta situación: «No nos gustaría que quitaran árboles, porque somos el barrio con menor densidad de árboles por habitante. Pero es verdad que nos han llegado varias quejas a la asociación por este tema. Se podría rebajar simplemente unos centímetros la altura de las farolas, para que quedaran por debajo de las ramas».

La situación es la misma en la zona más céntrica. Juanfra Abengozar, regenta una peluquería y destaca que el problema es que transmite una sensación de inseguridad: «Los vecinos nos dicen que prefieren no pasar por la acera porque no hay suficiente luz». Una situación que, como ha señalado el propio Abengozar, tiene poco sentido en una zona llena de comercios: «A veces no se ven ni los letreros».

A la falta de luz se unió las pasadas semanas un problema con una invasión de mosquitos, que desde el gobierno local resolvieron en apenas unos días.

El entorno de la calle Portugal, con los postes de luz tapados por los árboles

El entorno de la calle Portugal, con los postes de luz tapados por los árboles / HÉCTOR FUENTES

Tanto comerciantes como vecinos apuntan que el Ayuntamiento realiza podas recurrentes, pero consideran que esa no debe de ser la solución al problema: «Cuando apagamos los escaparates esto se queda a oscuras. Se podrían añadir farolas o bajar la altura de las que hay ahora para que no las taparan los árboles», explican desde otro comercio de la misma calle que la peluquería.

Demanda recurrente

No es la primera vez que los comerciantes tienen esta demanda. En septiembre del pasado año, otro grupo de comerciantes de la misma zona insistió en la misma idea. María José González, propietaria de una tienda musical en la misma calle, ya solicitaba entonces que se redujera la altura de los postes de luz para que la calle no quedara a oscuras.

En Carolinas Bajas, la fuerza de los comerciantes ha perdido intensidad, en especial en calles donde se da este problema con la luz como Poeta Zorrilla, donde han cerrado numerosos comercios en el último año. Quienes lo mantienen abierto son aquellos con negocios familiares cuyas persianas llevan años levantadas y se centra en pocas calles, como Alcalde Suárez Llanos, donde también se han introducido estos ejemplares que ahora impiden el paso de luz de las farolas entre poda y poda.

Tanto los residentes como los propietarios de los establecimientos en un punto y otro de la ciudad, separados por unos tres kilómetros de distancia pero con el mismo problema, coinciden en que la solución es evitar que las farolas estén a la altura de los primeros pisos de los edificios y que su altura se ponga por debajo de los árboles. Unos ejemplares que consideran necesarios en especial en un mes de octubre en el que las temperaturas no han cesado en marcar récords de máximas.

Además, apuntan a que es algo a repensar para próximos proyectos municipales: «En nuestro barrio hacen falta más árboles, aunque se hayan introducido en las últimas obras, porque somos la zona de Alicante con menos árboles por vecino, al igual que Carolinas Altas. Y si se hace, en próximos proyectos sería bueno tener en cuenta también la altura de los postes de luz», subraya Gracia.