Universitarios consumen medicamentos para el TDAH para rendir más en los estudios

Los expertos advierten de que el consumo de fármacos para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad puede producir efectos secundarios como ansiedad, irritabilidad y en algunos casos alucinaciones

Es clave realizar un estudio al paciente antes de recetarlos para descartar enfermedades cardiovasculares

Un estudiante de la UA frente a sus apuntes.

Un estudiante de la UA frente a sus apuntes. / Rafa Arjones

El alicantino Samuel está diagnosticado de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) desde que tiene quince años. En su caso, con el tratamiento y conforme ha ido cumpliendo años los síntomas le han ido a menos, pero asegura que aún tiene "recaídas" pues le cuesta organizarse y prestar atención en determinados momentos.

A sus 18 años empezó a estudiar en la Universidad de Alicante. Cuando hizo su grupo de amigos y contó que tenía TDAH la respuesta por parte de su grupo no fue otra que "¿Podrías vendernos algunas pastillas?". Samuel se quedó boquiabierto. Y es que resulta que varios universitarios consumen este tipo de fármacos en época de exámenes porque aseguran "aumentan la concentración". Según los expertos lo que hacen este tipo de pastillas es elevar el nivel de dopamina en el cerebro. Esta sustancia favorece el nivel de atención y concentración. No obstante, su consumo para estudiar puede hacer que los estudiantes tengan la "falsa percepción" de que están metidos de llenos en el estudio, pero realmente no es así.

Además, los facultativos advierten de que, antes de recetar cualquier medicamento es necesario saber los antecedentes familiares y personales del paciente. La psiquiatra infantojuvenil del Hospital de San Juan, Inés Pérez, remarca que "este medicamento es muy importante saber si los pacientes tienen alguna enfermedad cardiovascular o psiquiátrica. También es importante saber si la persona tiene ansiedad o tiene tics porque el consumo de estas pastillas pueden empeorarla y producir hipertensión". A su vez, alerta de que la ingesta de estos fármacos sin receta puede provocar efectos secundarios como ansiedad, irritabilidad y, en algunos casos, alucinaciones.

En este sentido, el psiquiatra infantojuvenil del Hospital de San Juan, Pedro López, también revela que "hay que tener mucho cuidado también con los pacientes que han tenido adicciones al alcohol, el cannabis... en esos pacientes una contraindicación del tratamiento es tener una adición activa a la droga".

En esta línea, los expertos confirman que cuando se receta un medicamento para tratar el TDAH, los pacientes llevan un control sanitario, puesto que, en algunos casos puede quitar el apetito o el paciente puede perder peso. "Si hay antecedentes en la familia de alguien que haya tenido esquizofrenia o trastorno bipolar no es muy recomendable que alguien tome esa medicación con sin control médico", argumenta la psiquiatra Inés Pérez.

Pedro es estudiante de la UA y asegura que en su facultad "se rifan" en época de exámenes: "La gente las busca porque una vez que las prueban dicen que ya no pueden estudiar sin ellas. Yo no las he probado, no me hacen falta, pero conozco gente que sí". La misma situación se da en otras facultades. Paula estudia en la Universitat de València (UV) y comenta que "cuando llega la época de exámenes salen personas con TDAH por todos lados para venderte sus pastillas. Son disimulados y los precios no son caros por lo que tengo entendido".

Los facultativos indican que el consumo de estas pastillas sí puede crear una adicción, ya que tienen un efecto similar a las anfetaminas y comparan el trapicheo de estos fármacos con la venta ilegal de ansiolíticos.