Stabat Mater: la Virgen Dolorosa estrena trono

La hermandad marista procesionará por primera vez la imagen de la Buena Madre Dolorosa en su paso al completo, al que le faltaba la talla de madera, el lacado y sus propios candeleros

La imagen titular de Stabat Mater.

La imagen titular de Stabat Mater. / Pilar Cortés

Alberto Losa

Alberto Losa

La marista Hermandad Penitencial Stabat Mater estrenará el próximo Martes Santo el trono de Nuestra Buena Madre Dolorosa y del Santo Sudario. Una imagen que ya lleva saliendo dos años, pero con una base inconclusa que este año han completado los maristas: «Solo tenía la parte de carpintería, pero le faltaba la talla de madera y el lacado», subraya el hermano mayor de Stabat Mater, Miguel Bruguerolas.

Además, la imagen de la Virgen llevará también sus candelabros propios: «Este año, el tallista nos ha acabado toda la ornamentación. El trono está concluido y lo vamos a estrenar definitivamente, tras haberlo bendecido ayer», subraya el hermano mayor.

La hermandad es una de las que tiene más costaleros a causa de las grandes dimensiones del trono Stabat Mater. En total, 150, de los cuales un tercio se renueva cada año con estudiantes de Bachillerato del colegio: «Eso es siempre una novedad. Hay un cuerpo fijo de costaleros, pero cada año hay que enseñar a los nuevos en los ensayos» remarca Bruguerolas.

El paso de Stabat Mater lleva en total cinco imágenes, como señala el hermano mayor: «Es un paso de misterio con tallas de Remigio Soler. Para esa composición hacía falta un trono muy grande y con muchos costaleros. Desde la fundación de la hermandad ya se pensó que teniendo al colegio como soporte no iba a haber problema y la verdad es que, gracias a Dios, así es».

Por el contrario, el trono de la Virgen es mucho más pequeño, al tener únicamente la imagen de Nuestra Buena Madre Dolorosa y del Santo Sudario.

Pese a ello, el nuevo trono es muy detallado. Lleva unas tallas en madera y unas ménsulas en las esquinas de la peana de la Virgen. Los candelabros también están tallados en madera. Tanto los laterales de la canastilla como de la peana se han adornado con unos bajorrelieves con motivos maristas y alicantinos.

En toda la procesión está presente la identidad marista, como los colores de los capuchinos:«El morado es en referencia a las violetas del escudo y llevamos en oro viejo el cíngulo y el capirote», explica Bruguerolas.

Una procesión de la que la hermandad destaca dos funciones principales. La primera, hacer catequesis en la calle. La segunda, dar testimonio de fe: «Entendemos la vida de manera cristiana y hay mucha gente joven dando ese testimonio. En los niños, interviene la tradición de los padres; pero en los jóvenes de Bachillerato son ellos los que eligen salir como costaleros, costaleras o damas de mantilla en un acto testimonial de fe y religioso, que con la corriente mayoritaria de pensamiento actual es extraordinaria», subraya el hermano mayor.