La Vall d'Uixó es ejemplo de un destino turístico seguro
Les Coves de Sant Josep han transformado la experiencia de navegar por el río subterráneo más largo de Europa
I. D. N.
De la misma forma en la que se adoptaron las medidas recomendadas por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y la Asociación de Cuevas Turísticas (ACTE), desde el Ayuntamiento y la gerencia de les Coves se ha trabajado por ofrecer al visitante una experiencia completa, aprovechando el indudable atractivo del río subterráneo.
El relato turístico de la Vall d’Uixó se ha ido enriqueciendo durante los últimos años para aprovechar la puerta abierta de su principal recurso turístico e invitar a quienes llegan a la ciudad a conocer más recorriendo los Caminos del Agua.
Por tres euros para los mayores de 13 años (los menores participan de manera gratuita), los grupos estarán acompañados por un guía que desengranará los misterios que este poblado ha empezado a mostrar.
En la misma línea, pero ya adentrándose en el casco urbano y sus singularidades, otra programación ofrece la oportunidad de profundizar en los entresijos de la identidad vallera. Se trata de las ‘Nits d’històries i historietes’.
En ese itinerario juegan un papel esencial los valores patrimoniales del municipio, que tienen un buen exponente muy cerca de les Coves, en el Poblado Íbero de Sant Josep.
Tras las últimas excavaciones, que han permitido ampliar la información sobre este yacimiento datado entre el siglo VI a.C. y el siglo V d.C., se ha creado un nuevo producto promocional para facilitar al visitante el conocimiento sobre esta parte tan trascendente de la historia y la evolución de la Vall: las visitas guiadas como complemento a la entrada a les Coves.
Historia viva
La Vall d’Uixó es un compendio de historias que han ido ensamblándose con el paso del tiempo y que tienen su reflejo en un entramado urbano que esconde muchas singularidades, entre ellas la principal, la que motiva su nomenclatura como poble de pobles.
Y es que, su distribución por barrios tiene poco que ver con el crecimiento propio de cualquier otra ciudad. En la Vall cada uno tiene un significado relevante porque explica cómo lo que solo era un pueblo en un llano rodeado de montañas fue creciendo alimentado por el desarrollo de la famosa Fábrica Segarra, de la que queda ya poco.
Una de las características que convierten a la Vall en un lugar diferente lo estableció en su origen el agua, que es el elemento vertebrador de su idiosincrasia.
Un barranco partía el municipio en dos y estableció una división que se ha mantenido hasta el día de hoy en el imaginario colectivo –aunque el barranco ahora es una de las vías principales de comunicación del casco urbano–, lo que motivó el nacimiento del poble de dalt y el poble de baix.
De esta particularidad etnográfica queda testimonio en muchas expresiones culturales y sociales, como ponen de manifiesto sus dos fiestas patronales, las de Sant Vicent (abril) y la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo (octubre), vinculadas precisamente com ambos barrios del casco histórico.
A partir de ahí, a medida que la Fábrica Segarra se convirtió en polo de atracción de trabajadores venidos de toda España, en especial de Andalucía, fueron creándose otros barrios en las periferias que hoy están plenamente consolidados y guardan entre su vecindario un sentimiento de pertenencia indiscutible.
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