8 casas de arquitectas

Existe un porcentaje significativamente bajo de mujeres que ejercen por cuenta propia, o asociadas, respecto al número de arquitectos

Casa Baladrar (2013) de  Langarita Navarro  Casa de la Playa (2017) de Laura Ortín.  Debajo, algunas de las participantes en la mesa redonda.  Fotos: Luis Díaz Díaz y David Frutos.

Casa Baladrar (2013) de Langarita Navarro Casa de la Playa (2017) de Laura Ortín. Debajo, algunas de las participantes en la mesa redonda. Fotos: Luis Díaz Díaz y David Frutos. / porLuisNavarroJover**

Luis Navarro Jover

El pasado 16 de febrero se celebró en el salón de actos de la Politécnica IV de la Universidad de Alicante, dentro de los actos del Mes Cultural de la EPS, la mesa redonda «8 CASAS DE ARQUITECTAS», evento que reunía a una serie de arquitectas en torno a un tema común: casas unifamiliares.

Sin embargo, la mesa dio lugar a una charla transversal en la que no solo se debatió sobre la idea inicial -el dibujo en arquitectura, y particularmente en sus proyectos de casas–, sino que sirvió para evidenciar muchos aspectos sobre la profesión de los y las arquitectas que todavía están hoy por resolver.

Como punto de partida, un dato: mientras que en la titulación de arquitectura existe una absoluta paridad de matriculados y matriculadas (así como de egresado/as), rozando el 50-50, la realidad es que tras 25 años (recién cumplidos) de titulación en Alicante apenas podemos encontrar 5 casas construidas y publicadas de arquitectas, a razón de casi 4 veces más a cargo de compañeros arquitectos. Todas ellas, casas con una demostrada calidad y solvencia proyectual, además de contar con una trayectoria validada, en muchos casos, con premios y repercusión en publicaciones nacionales e internacionales.

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Con este dato no se trataba tanto de crear un estudio demoscópico de qué hacen las mujeres arquitectas y qué hacen los hombres arquitectos cuando terminan la carrera, pero sí señala un dato irrefutable: existe un porcentaje significativamente bajo de mujeres que ejercen por cuenta propia, o asociadas, respecto al número de arquitectos. Ello, a priori, no tiene por qué señalar ningún aspecto negativo, existen muchas arquitectas dirigiendo equipos en sectores directa o indirectamente vinculados con la construcción; así como un gran número de funcionarias en cargos relevantes de la administración que son arquitectas. Sin embargo, sí evidencia una realidad: el papel de la mujer con estudio propio sigue encontrando hoy muchos problemas para competir en igualdad de condiciones con el modelo actual de mercado.

Todas las arquitectas participantes lideran equipos de trabajo ­en muchos casos, multidisciplinares– y son profesionales de reconocido prestigio; no obstante, todas relatan grandes dificultades a la hora de enfrentarse a la profesión. En especial, por ser las principales encargadas de los cuidados familiares, pero también por la cantidad de prejuicios que aún hoy existe en un sector fundamentalmente masculinizado. Lejos de lamentarse (como sugieren, este problema necesita una reflexión más profunda y, desde luego, formar parte de los grandes debates que subyacen en nuestra sociedad), señalan la necesidad de que existan «referentAs», como así lo expresa Laura Ortín, que puedan servir de guía o inspiración para las generaciones venideras. Igualmente, arquitectas como María Langarita, exigen la necesidad de establecer a nivel general planes de conciliación en los que los horarios de trabajo, principalmente, no invadan las horas que todos y todas deberíamos dedicar a la familia.

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Aunque estas arquitectas puedan parecernos la cara amable de la arquitectura a cuenta de todos los éxitos profesionales que han cosechado, no debemos olvidar las dificultades que han tenido que sortear para llegar hasta aquí. Especialmente destacable el relato de la arquitecta Silvia Alonso cuando recordaba cómo el día antes de dar a luz tuvo que pasar una larga jornada en obra resolviendo detalles constructivos.

En cualquier caso, no trataba esta mesa redonda de compartir lamentos ni suscitar compasión; más, al contrario, servir de referencia. Y, aunque como señalaba la arquitecta Maribel Requena, hay que hacer mucho más que un hombre para conseguir lo mismo, eventos como este pueden ayudarnos a avanzar hacia la pretendida igualdad.

Por más mesas así, ¡Viva la Universidad!

*Esta mesa redonda, moderada por Pablo J. Juan Gutiérrez y el autor, forma parte de la asignatura de Dibujo 3 del Grado de Fundamentos de la Arquitectura de la Universidad de Alicante.