La Generalitat refuerza la oficina técnica de Vall d’Ebo para agilizar las ayudas a los afectados por el incendio

Las llamas calcinaron más de 12.000 hectáreas distribuidas entre una quincena de municipios de la Marina Alta y El Comptat, en uno de los fuegos forestales más virulentos de los últimos años. Las ayudas tramitadas superan los 866.000 euros

Una imagen de la reunión que han mantenido esta tarde la Generalitat y los ayuntamientos afectados por el incendio para hablar sobre las ayudas.

Una imagen de la reunión que han mantenido esta tarde la Generalitat y los ayuntamientos afectados por el incendio para hablar sobre las ayudas. / INFORMACIÓN

R. Pagés

R. Pagés

 El secretario autonómico de Seguridad y Emergencias de la Generalitat Valenciana, José María Ángel, y el director general de Interior, Salvador Almenar, han visitado este miércoles a los alcaldes y representantes de los ayuntamientos de los municipios afectados por el incendio en Vall d’Ebo, que el pasado agosto arrasó más de 12.000 hectáreas, 3.000 de ellas de cultivos, y causó daños en una quincena de municipios de la Marina Alta y El Comtat.

Durante este encuentro, que ha tenido lugar a primera hora de la tarde, los representantes de la Generalitat han informado a los municipios del refuerzo de las oficinas postemergencia para que cada Consistorio formalice las ayudas concedidas por la Generalitat a cada una de las personas afectadas. 

Los incendios de julio y agosto de 2022 causaron daños en los términos de 33 municipios de Castelló, València y Alicante. En el caso de las poblaciones de Vall d’Ebo, la Generalitat ha formalizado unas ayudas cuyo montante alcanza los 866.431 euros.

La Conselleria de Justicia, Interior y Administración Pública creó dos oficinas de respuesta integral a la emergencia para recibir y tramitar las peticiones de ayudas de los municipios afectados en los incendios forestales del pasado verano. Durante el encuentro, tanto José María Ángel como Salvador Almenar han destacado que la Generalitat Valenciana ha "cumplido con su compromiso de agilizar la concesión de las ayudas para que los afectados por los incendios puedan reponer los daños causados". 

Tras estas transferencias, José María Ángel ha avanzado que se "mantendrá la colaboración entre instituciones para acelerar los tiempos de la fase de postemergencia, asesorando a cada ayuntamiento para el abono de las cuantías a sus vecinos y vecinas".

En menos de seis meses desde los incendios, la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias ha repuesto los servicios básicos en los municipios afectados y ha dado apoyo técnico a los ayuntamientos para evaluar los daños causados por las llamas, los ha cuantificado, tramitado y transferido. 

Los municipios que sufrieron daños en sus términos municipales por este virulento incendio forestal son Vall d’Alcalà, l'Atzúbia, Balones, Benimassot, Castell de Castells, Fageca, Famorca, Orba, Pego, Planes, Tollos, Tormos, la Vall d'Ebo, la Vall de Gallinera y la Vall de Laguar.

Un rayo en mitad de la noche

Un rayo caído del oscuro cielo de la noche del sábado 13 de agosto del pasado año desencadenó una catástrofe de enormes dimensiones. El fuego originado en la Vall d’Ebo, empujado por el viento y el fuerte calor y aprovechando que los medios aéreos no podían trabajar en las tinieblas, se expandió con inusitada rapidez hasta convertirse en un monstruo imposible de detener.

Las llamas saltaron a la Vall d’Alcalà y la Vall de Gallinera, antes de propagarse hacia los municipios de Benimassot, Tollos, Fageca, Famorca y la pedanía de Millena, obligando a la evacuación de sus habitantes.

No fue hasta justo una semana después cuando los medios de extinción lograron estabilizar el fuego, no sin antes haber dejado un rastro de destrucción de nada menos que 12.150 hectáreas.

Otra fotografía de este encuentro.

Otra fotografía de este encuentro. / INFORMACIÓN

El incendio, gracias al trabajo desarrollado por bomberos, bomberos forestales y la UME, no llegó a causar daños en las casas, pero sí que se llevó por delante el medio de subsistencia de numerosos vecinos de la zona. Según las estimaciones realizadas por Asaja, las llamas arrasaron alrededor de 3.000 hectáreas de cultivos, principalmente olivos, cerezos y almendros, que no volverán a producir. 

El impacto económico de esta tragedia agrícola fue brutal. Tomando como referencia el índice de precios de la tierra que publica el Ministerio de Agricultura, el valor de las parcelas destruidas alcanza los 33 millones de euros. Pero la cosa no queda ahí.

En el caso de que se replantaran los árboles, éstos no volverían a estar productivos como mínimo en cinco años, periodo durante el cual los agricultores no obtendrían ningún tipo de rentabilidad. Así, y atendiendo a los precios actuales de los frutos afectados y el rendimiento medio del arbolado, las pérdidas totales como consecuencia del incendio alcanzarían nada menos que los 193 millones de euros, tal y como se calculó en su día.