El ajuar de oro que viajó desde los Cárpatos a Orihuela

Más de 2.000 kilómetros separan la zona de los Cárpatos y Orihuela. Una distancia que hoy se ve mucho más corta que hace 3.500 años. Pero el caso es que en 1903, el jesuita y arqueólogo Julio Furgús encontró en el yacimiento de la Edad del Bronce de San Antón de Orihuela una tumba, entre las más de 600 del lugar, que era diferente a otras.

En su interior aparecía un ajuar de oro y plata, en el que destacaba un conjunto de pequeños conos perforados ornamentales cuya importancia radica en que son piezas únicas en la orfebrería prehistórica de la Península Ibérica. El porqué de esta exclusividad se ha desvelado gracias a las investigaciones que en los últimos 4 años ha realizado un equipo del MARQ. Y la respuesta está en que esos adornos, que iban cosidos al cuello de la ropa de una mujer de alto rango social, remiten a las culturas de la Edad del Bronce de la cuenca de los Cárpatos. 

Cómo llegó este vestido o esta joven a Orihuela hace algo más de 3.500 años es algo que todavía queda por desvelar, aunque los resultados de la investigación van a ser publicados este mismo año por la Universidad de Cambridge.

Este conjunto excepcional se expone por primera vez en el MARQ, que es donde se encuentra depositado desde 1992, cuando el Colegio Inmaculada Jesuítas, donde fue a parar parte de la Coleccion Furgús, lo depositó en el museo alicantino.

Exposición

La princesa de los Cárpatos. Una excepcional tumba de la Edad del Bronce es el título con el que se presenta este valioso conjunto, acompañado de piezas de cerámica, metal y hueso procedentes de los fondos del centro alicantino. 

Juan Antonio López Padilla, del MARQ, junto a Francisco Javer Jover Maestre, María Pastor Quiles y Ricardo E. Basso Rial, de la Universidad de Alicante llevan 15 años investigando la cultura de El Algar y cuatro estudiando este extraordinario ajuar. 

«Se han excavado más yacimientos de la Edad del Bronce en España desde entonces y no hay nada igual», apunta López Padilla. «Esto nos llevó a investigar y llegamos a la conclusión de que tenía que proceder de los Cárpatos porque era algo habitual en esa zona que se cosieran piezas de estas características en los cuellos de los vestidos de mujeres de alto rango».

La cuestión es «si vino el traje a través de un intercambio o del comercio, o, de lo que estamos convencidos, que la joven sería hija de una familia de alto estatus que vino a emparentarse con una familia de Orihuela, lo que no deja de ser excepcional, desde luego».

En este sentido, el arqueólogo destaca que «hay que cambiar la mentalidad» y recuerda que la sierra de Orihuela está en medio de la cuenca del Segura, en la desembocadura, por lo que es el camino lógico para conectar con esa zona a través del Mediterráneo, "que era una autopista comercial que ponía en relación a diferentes comunidades».

Otra excavación

López Padilla realizó una excavación con su equipo en la tumba donde apareció este conjunto «pero ya no quedaba nada». Cuando se encontró la tumba se fotografiaron los huesos pero luego desaparecieron. Las demás tumbas excavadas «tenían fabulosos ajuares, pero típicos del territorio de El Argar». 

El director del MARQ, Manuel Olcina, resalta la labor de investigación de los museos como algo puntero. «Es necesario reconocer que tenemos un gran equipo de especialistas y eso queda patente en la participación en congresos y publicaciones especializadas». Además, asegura que es «necesario» transferir a la sociedad las investigaciones que se desarrollan. «Es una obligación para ofrecérselo a todo el lmundo».