Elche

El mural del cauce del río renacerá en agosto, será blanco y solo durará semanas

Artistas urbanos recuperarán el proyecto Víbora si el Ayuntamiento y la confederación hidrográfica autorizan el repintado, tras nueve años - Se usará una técnica a base de cal, más sostenible y mucho más efímera, tras las presiones de ecologistas

Estado actual de la ladera, con murales desgastados

Estado actual de la ladera, con murales desgastados / Antonio Amorós

J. R. Esquinas

J. R. Esquinas

Artistas urbanos pretenden recuperar este agosto el mural del cauce del río Vinalopó a su paso por Elche, cuando se cumplen nueve años desde que el proyecto Víbora dejó huella en la ciudad por última vez. La iniciativa volverá de una forma más efímera, ya que en lugar de pinturas los grafiteros usarán «blanco de España», formulado con carbonato de cal, para que se genere un efecto blanco que impacte y que sólo durará unas semanas.

Pendiente desde 2020

El objetivo de esta futura edición, que viene retrasándose más de dos años por la pandemia de coronavirus, es que las obras de arte se realicen de una forma aún más sostenible con diseños que tendrán una vida mucho más corta, ya que de esa manera se podría propiciar que anualmente se pueda repetir el encuentro para darle una nueva vida a la ladera, por la que transitan a diario cientos de ilicitanos para hacer deporte.

El mural del cauce del río renacerá en agosto, será blanco y solo durará semanas

Estado que lucía el proyecto Víbora en 2014, recién pintado / Antonio Amorós

Oposición

Si bien, el repintado volvería con estos nuevos aires después de que grupos ecologistas hayan puesto trabas a que el proyecto regrese como siempre, a pesar de que sus impulsores han defendido en varias ocasiones que las materiales que han venido empleando están prácticamente libres de tóxicos, y por tanto resultan menos duraderos, de ahí que el desgaste de los murales sea evidente, explica Juan Llorens, uno de los impulsores de este proyecto con treinta años de andadura.

Reunión

El próxImo 7 de marzo los artistas se reunirán en el Centro Social de El Raval para recoger las últimas impresiones sobre este concepto, que no haya oposición, y para poder remitir la propuesta al Ayuntamiento y que la Confederación Hidrográfica del Júcar autorice también la actuación.

Según Llorens, tras la reunión con ecologistas llegaron a la conclusión de que «valía la pena pensar en no pintar» por lo que la primera idea, al menos por el momento, es emplear el carbonato de calcio como base de la nueva piel de la víbora ilicitana.

Casi tres kilómetros de recorrido

Así, este material «que nuestras abuelas usaban para aclarar las líneas de los azulejos de los baños», ejemplifica el artista, será con el que trabajarían los participantes a lo largo de casi tres kilómetros de mural. La idea es que los implicados elaboren unas plantillas en casa con los dibujos que quieren plasmar, que serán de temática libre. Estos diseños se pondrán sobre la ladera como si de pegatinas se tratasen para aplicar el pigmento encima. Después, entonces, se hará la magia, ya que los nuevos dibujos sobresaldrán en blanco sobre el actual suelo, degradado por el paso del tiempo.

Llorens entiende que con este formato no se tendría que realizar reparto de pintura, ya que cada usuario llevaría su material, por ser más económico, y no se dedicarían semanas para trabajar sobre el terreno, ya que el resultado se podría ver en apenas dos días, según las primeras estimaciones.

Juan Llorens en 2017 sobre las pinturas, ya algo desgastadas, en el cauce del río

Juan Llorens en 2017 sobre las pinturas, ya algo desgastadas, en el cauce del río / ANTONIO AMOROS.

Por otra parte, sostiene que se enfrentarían a un nuevo reto del arte callejero, ya que se puede generar una «belleza extrema» al resaltar el blanco, así como lograr un efecto poético similar al que emplean artistas de la talla del cubano Jorge Rodríguez-Gerada, que dibuja a carboncillo caras de personas anónimas en murales a gran escala que se degradan en poco tiempo por el viento y la lluvia.

Consolidar

Así, con esa necesidad de que cada año brille el cauce del río, los impulsores confían en que puede ser una buena oportunidad para que el proyecto Víbora se consolide, y de un buen arranque al mes grande para la ciudad con las Fiestas de Agosto, ven que lo efímero no tiene por qué tener menos valor, ya que puede ser memorable como ocurre con la Nit de l’Albà.

Si bien, la continuidad del mural dependerá de que no salga adelante el proyecto de renaturalización del río con el que se eliminaría todo el cemento, «porque entonces ya nos buscaríamos otra manera de actuar artísticamente en el paisaje», apunta el reconocido artista ilicitano.

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