El incómodo momento de una joven de Elche en el probador de una tienda de ropa

La propia implicada en este divertido y embarazoso incidente se ha animado a contar lo sucedido y a mostrarlo con pelos y señales

Cortina del probador de una tienda de ropa

Cortina del probador de una tienda de ropa / Pixabay / islandworks

Unos segundos de vergüenza para hacer feliz a cientos de personas. ¿Merece la pena? La respuesta sólo la sabe una vecina de Elche, principal implicada en un incómodo momento en el probador de una tienda de ropa. Lejos de lo que se podría pensar que haría uno cuando le pasan este tipo de cosas, la joven no se ha escondido varios metros bajo tierra y tampoco se ha limitado a lamerse las heridas en soledad, sino que se ha animado a mostrar lo ocurrido con pelos y señales.

La chica -que ha aprendido una valiosa lección: "No vuelvo a hacer la gilipollas en un probador"- se ha atrevido a publicar en su cuenta de Twitter un vídeo que recoge el instante. Son cuatro segundos, suficientes para convertirse en un fenómeno viral en las últimas horas: cerca de 400.000 reproducciones y una unánime reacción: la risa, generada en masa por una grabación en la que más de uno se ha visto reflejado. "Podría ser yo perfectamente", es la expresión más repetida en los innumerables comentarios que ha recibido el tuit.

Pero a pesar de producir una carcajada general, lo cierto es que la secuencia parece sacada del metraje de una cinta de terror. Nadie puede negar que esté cargada de suspense. Los cuatro segundos en los que la cortina ocupa el fondo del plano te obligan a mantener la tensión hasta el final. Sabes que algo va a ocurrir, pero la línea del tiempo avanza y no sucede nada, y justo cuando crees que la protagonista de la película se ha salvado, ¡zas! Llega el giro bautizado popularmente como: "Y ahora viene cuando la matan".

Un individuo, otro cliente de la tienda al que se le podría catalogar como el malo de la película, aparece bruscamente en el acto. Como un elefante en una cacharrería, sin mostrar ninguna consideración hacia la cortina o hacia la posibilidad de que hubiera alguien al otro lado, el nuevo participante en la escena hace añicos el rato de intimidad frente al espejo que la joven estaba compartiendo consigo misma (y con la cámara de su móvil). 

Y justo en ese instante, el vídeo acaba. Un final anticlimático que, a la vista de lo sucedido, no provocó males mayores, sólo un susto y unos segundos algo embarazosos que se saldaron con un "hola", tal como ha revelado la principal afectada en respuesta a uno de los muchos usuarios que han comentado la publicación y que quiso saber qué pasó después. Como se suele decir, segundas partes...