Los verdaderos oasis de las Fiestas de Elche
Menús generosos, música, baile y también actividades para los pequeños marcan la vida en los recintos festeros
A cerca de 140 comensales, tanto para comer como para cenar, atiende durante cinco días seguidos el personal de El Garrofer de la Penya. Cada mañana, desde este restaurante de la pedanía de la Peña de las Águilas, se envía comida al recinto festero del Ferrández Cruz, donde se dan cita, por ejemplo, los festeros de las comparsas Sarracenos y Piratas, entre otros.
La logística es lo más complicado, señala Miquel Coves, responsable de tenerlo todo listo para que los comparsistas apenas se tengan que preocupar de sentarse a la mesa a fin de recuperar las fuerzas y poder seguir con sus celebraciones.
Jamón al corte con queso curado, fritura de pescaíto, ensaladas mixtas (no faltan cada día y diversas), arroz de secreto ibérico con verduras para los mayores y pasta boloñesa para los pequeños, además de postres caseros fue, por ejemplo, el menú que se sirvió ayer.
Tanto esta empresa como otras que se encargan de garantizar el avituallamiento en los recintos festeros ofrecen, la más de las veces, alternativas para personas intolerantes o con alergias. Y también por si hay excepciones en las que el menú no convence. En ese caso se tira de tapeo, nuggets, tortillas...
Normalmente se sirve la comida sobre las 14.30 horas y la cena sobre las 22 horas, aunque todo depende de si se retrasa una entrada, una embajada, un pasacalle...
Frenesí y mucho trabajo
A pocos metros, también en este mismo recinto del Ferrández Cruz, Jorge, el responsable de Los Fogones de Zerón, está pendiente de sus trabajadores, de los festeros y de que estos sean atendidos debidamente. Son días de mucho frenesí y se trata de dar servicio de calidad, de manera afable y, a poder ser, con una sonrisa. Estamos en fiestas y los problemas hay que dejarlos aparte.
Los arroces tradicionales siguen siendo lo que más triunfa, aunque en este lugar no se repite: cada día hay un menú distinto, desde consomé con relleno hasta, por la noche, tortillas, magra con tomate o ternera en salsa.
Mientras los cocineros suelen estar entre las 12 y las 17 horas y las 21 y la medianoche, la barra prácticamente no descansa hasta bien entrada la madrugada. En unos sitios se funciona con tickets y otros no, todo depende de lo que se haya negociado meses antes con el proveedor.
Los recintos festeros, además de guarecerse del sol, también ofrecen música, animación para todas las edades y, durante la mañana y la tarde, actividades para los más pequeños. Ayer por ejemplo, en el Ferrández Cruz, había fiesta del agua, con pistolas acuáticas, globos e incluso un aspersor. En el del Luis Cernuda, fiesta de la espuma. Oasis, en definitiva, para días de poco dormir.
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