La basílica de Santa María de Elche pone coto a las palomas

El templo se ve obligado a colocar mallas metálicas para evitar el acceso de estas aves y frenar así el deterioro del interior y los vuelos rasantes en misa

Una paloma vuela cerca de dos operarios trabajando en una de las cúpulas de Santa María en Elche

Una paloma vuela cerca de dos operarios trabajando en una de las cúpulas de Santa María en Elche / Áxel Álvarez

Nada más y nada menos que las palomas se han convertido en el penúltimo quebradero de cabeza para la basílica de Santa María de Elche. El veterano templo, que acoge las representaciones del Misteri d'Elx, no solo viene padeciendo problemas por grietas, desprendimientos y humedades, sino que desde hace varios meses asiste también, casi impotente, a las cada vez más y mayores molestias generadas por las propias colúmbidas.

Ante ello, para impedir que dejen de colarse en el templo, para evitar que defequen en cualquier parte, incluso en algunas de las imágenes, para frenar que despisten a los fieles en plena misa con un vuelo rasante, para cercenar que puedan nidificar o procrearse en suelo sagrado, se ha decidido adoptar nuevas medidas adicionales, en este caso colocar mallas metálicas en algunos puntos elevados por donde se había detectado que estaban accediendo.

Trabajos en uno de los puntos más altos de Santa María

Trabajos en uno de los puntos más altos de Santa María / Áxel Álvarez

Pasados unos minutos de las nueve de la mañana, un equipo de operarios de una empresa de trabajos verticales acudía este lunes a las inmediaciones del templo para observar desde el exterior la zona sobre la que tendrían que actuar.

A decenas de metros de altura

A varias decenas de metros de altura, donde tuvieron que subirse luego varios de estos técnicos, siempre con casco y arnés de seguridad, se localizaba el nuevo punto de entrada para estos animales. Unos cristales rotos en la linterna de la cúpula de la capilla habían dejado el acceso libre a las palomas que, aunque de momento no estaban generando graves problemas, sí que en un futuro podrían dar pie a situaciones nada deseables.

"Alguna paloma se ha llegado a colar en el camarín" de la Virgen, comentaban desde la Sacristía tras dar acceso a los trabajadores para que subieran a uno de los puntos más altos de Santa María, en unas labores, cuando menos, de vértigo.

El caso es que los trabajadores emplearon buena parte de la mañana en colocar mallas metálicas en distintos ventanales de esa linterna de la cúpula de la capilla.

Mientras tanto, las palomas seguían revoloteando, por fuera, ajenas a los trabajos que, cómo no, implicaban un cierto riesgo, no solo por la dificultad a la hora de acceder a este punto a través de la cubierta del templo, sino también por la altura a la que se estaban realizando las faenas.

En un principio, al ver a los operarios con escaleras y cuerdas, algunos viandantes pensaron que se disponían a colocar nuevas redes de seguridad para evitar nuevos desprendimientos de cascotes, algo que finalmente no fue así. La última vez que una intervención de este tipo tuvo lugar fue justo antes de iniciarse el Festival Medieval, a finales de octubre, todo ello después de registrarse caídas de algunos fragmentos pequeños de cornisas y fachadas.

Hace un tiempo, también algún que otro ventanal de los que dan a la nave ya tuvo que ser "decorado" con redes para impedir el vuelo libre de estas aves.

Los trabajadores, en uno de los puntos más elevados de la basílica

Los trabajadores, en uno de los puntos más elevados de la basílica / Áxel Álvarez

Precisamente, el pasado 7 de diciembre el Ayuntamiento dio a conocer una nueva campaña para concienciar a la población para que no alimente a estos animales. Los excrementos de palomas pueden contribuir al derrumbe de edificios y corroer fachadas con valor arquitectónico, "así como pueden suponer un riesgo sanitario y ser vector de enfermedades", indicaban desde el Ayuntamiento de Elche en la presentación de esta campaña.

Rehabilitación

En otro orden de cosas, cabe recordar que el pasado mes de septiembre se firmó el contrato con el despacho Almagra Arquitectura i Patrimoni, de València, para llevar a cabo el proyecto básico de ejecución para la rehabilitación del templo.

En principio, el documento debe estar listo en ocho meses, pero ya se ha hablado de la posibilidad de que algunas partes del proyecto se vayan remitiendo antes a Elche para, a su vez, ganar tiempo en la tramitación de los permisos de obra ante el Ayuntamiento y la Conselleria de Cultura, por ejemplo.

Santa María tiene ahora mismo cuatro prioridades de intervención: fachadas, cubiertas (incluida la transitable y las cúpulas), humedades (externas e internas) y otras zonas de exterior e interior.

Si bien la estimación de un probable coste de las obras asciende a 6,7 millones de euros, no es menos cierto que expertos consideran que una primera intervención para solventar los problemas más apremiantes precisaría de una inversión inicial de 3,5 millones de euros.