El nuevo barrio de San Antón

El antiguo barrio de San Antón y los nuevos bloques que construye el Ayuntamiento de Elche con respaldo de otras administraciones. | ÁXEL ÁLVAREZ

El antiguo barrio de San Antón y los nuevos bloques que construye el Ayuntamiento de Elche con respaldo de otras administraciones. | ÁXEL ÁLVAREZ / por Tomás Martínez Boix Doctor en Arquitectura

Tomás Martínez Boix

Tomás Martínez Boix

Cuando comencé a ejercer como arquitecto, allá por el año 1980, todavía se encontraba la disciplina bajo la estricta influencia del Movimiento Moderno. Las propuestas urbanísticas habían quedado recogidas por Le Corbusier en un pequeño libro: La carta de Atenas, elaborado en los años treinta, pero no publicado hasta 1942. El planteamiento urbanístico de LC era profundamente radical: nuestras viejas ciudades eran inservibles y debían ser sustituidas por la "Ciudad Moderna". Estas consideraciones bastante alejadas de la realidad tuvieron, sin embargo, una buena aplicación en Europa gracias a la inestimable colaboración de Herr Hitler que con su Luftwaffe borró del mapa barrios enteros, incluso ciudades completas. Rotterdam tras su total destrucción decidió ser una ciudad moderna. Otras ciudades como Varsovia apostaron por reconstruir al menos su centro histórico. Dos maneras diferentes de lidiar con el trauma. La verdad sea dicha, he visitado ambas y a día de hoy Rotterdam es mucho más interesante que Varsovia.

Fue mi generación la que comenzó a plantearse que la modificación radical de la ciudad no era aconsejable en la vieja Europa y que la relación que debíamos establecer con nuestras ciudades no debía ser estrictamente funcional. Comenzamos a entender que no había que conservar solo los monumentos como preconizaban los arquitectos del CIAM (Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna). Recordemos actuaciones tan delirantes como la establecida en Pisa en la que se demolió la ciudad para dejar sus monumentos entre praderas de césped. Comenzamos a entender la ciudad heredada como un todo que había que mantener, a costa de que los centros históricos fueran más difícilmente habitables. Y comenzamos a desarrollar un urbanismo proteccionista basado en las experiencias italianas de ciudades como Bolonia.

Un problema que no llegamos a planteamos y que quedó para la siguiente promoción fue el derivado de la obsolescencia no ya de la ciudad histórica sino la de los barrios creados por el propio Movimiento Moderno. Aquí no concurrían aspectos patrimoniales y, sin embargo, algunos arquitectos como Anne Lacaton (premio Pritzker 2021) comenzaron a plantear la preservación de estos barrios. Su frase "Nunca demoler, eliminar o sustituir; siempre añadir, transformar y reutilizar" quedó como una consigna para los jóvenes arquitectos. Comenzó una nueva etapa en la que, bajo el calificativo "Renovación Urbana", se sentaron las bases de actuación sobre estos barrios.

En uno de mis últimos viajes a Londres pude patear un barrio "hipernuevo" situado en el centro de la ciudad. Se trataba de King’s Cross situado tras esta estación y la de St. Pancras. La ordenación era el resultado de transformar unos terrenos baldíos, que durante el siglo XIX actuaron como un conjunto de almacenes para graneles: carbón, que llegaba en tren desde el norte, y trigo que llegaba en barcazas a través de un canal desde el puerto. La conservación de parte de los almacenes, el tratamiento paisajístico del canal o la transformación del gasómetro en viviendas son actuaciones magistrales en el campo de la renovación urbana. El barrio que disponía de un Master Plan que preveía su total demolición fue repensado gracias a una crisis y convertido en un ejemplo señero de reutilización de viejas estructuras para adaptarlas a vivienda y oficinas junto a nuevas edificaciones de gran calidad. Hoy el barrio se ha convertido en objeto de deseo, hasta Google ha decidido construir allí su sede mediante un edificio que todavía hoy me estoy preguntando como funciona. Es obra del joven arquitecto Thomas Heatherwick y resulta absolutamente novedoso. En fin, recomiendo pasear por este barrio si viajáis a Londres.

Volviendo a Elche, el crecimiento de nuestra ciudad se produjo históricamente hacia el lado de poniente, saltando el río y urbanizando el llano adyacente. El crecimiento, que primero fue mediante casas inspiradas en viviendas rurales de baja y piso, fue sustituyéndose por pequeñas actuaciones de planta baja y cuatro pisos entre medianeras, por iniciativa de la normativa municipal. A su vez lindando con este crecimiento ortogonal y formando una corona apareció un conjunto de barrios modernos fruto de las nuevas ideas de pequeños bloques de edificación exenta. Son estos barrios los que comenzaron a necesitar actuaciones urgentes a finales del siglo XX.

La renovación del barrio de San Antón fue emprendida por la Generalitat Valenciana en colaboración con el Gobierno de España y el Ayuntamiento de Elche, a través de un difícil encaje de actuaciones públicas en propiedad privada. Hay que decir que el "máster plan" elaborado resultó ser bastante deficiente. Y además aliñado con un hecho que aún hoy me sigue pareciendo incomprensible: la exigencia de la Generalitat al Ayuntamiento de que para abordar el plan debería derribarse el Centro Social del barrio. ¡En fin, para olvidar! Hoy gracias a Dios se ha comenzado a construir uno nuevo. Continuemos con el relato: cuando nuestro Ayuntamiento tomó bajo su control la ejecución del barrio modificó los planteamientos y desechó los proyectos sin que se lograra una mejora significativa. De cualquier modo, podemos decir que la estética del barrio no es aceptable. El nuevo barrio comienza a tener un aspecto que recuerda las ciudades soviéticas de los sesenta. Es una lástima que la eficiencia de la sociedad Pimesa, demostrada en la gestión de una problemática social y económica de indudable complejidad, no se vea culminada con un proyecto de barrio de mayor entidad estética.