La nueva campaña de visitas guiadas al yacimiento El Monastil de Elda ha suscitado las críticas del director del Museo Arqueológico, Antonio Poveda, porque a su juicio el enclave se encuentra abandonado desde que la pandemia del coronavirus irrumpió en marzo de 2020. Por eso el investigador principal de este poblado ibero-romano, que se asienta sobre otro de la Edad del Bronce, ha instado a la concejalía de Patrimonio Histórico a prestar "más atención" y destinar "más inversión" para que todos los años se realicen intervenciones de limpieza, mantenimiento y consolidación.

Imagen aérea del yacimiento El Monastil de Elda donde se aprecia la vegetación que "invade" el poblado. J.C.P.G.

"Hay hierbas por todas partes y matorrales de metro y medio, que sobresalen por encima de los muros, y cuyas raíces están dañando los cimientos de las estructuras", denunció ayer Poveda lamentando la "deplorable imagen" que ofrece este Bien de Interés Cultural. Una declaración de BIC que fue otorgada por la Conselleria de Cultura en enero de 2015 por "el alto interés histórico del asentamiento, los bienes patrimoniales de distinto carácter situados en el entorno y los hallazgos arqueológicos, arquitectónicos y escultóricos hechos en el lugar".

Sin embargo el concejal del área, Amado Navalón, aseguró el pasado lunes que en el enclave se han desarrollado numerosas actuaciones en materia de restauración, conservación y limpieza por lo que se ha decidido retomar las visitas guiadas, en grupos reducidos de 25 a 30 personas, a partir del próximo domingo.

No opina lo mismo el director del Museo Arqueológico de Elda, que va más allá al advertir sobre la presencia de una línea eléctrica con varias torres que pasa por la zona y de unos antiguos postes de telégrafos inutilizados que permanecen en el lugar. "La concejalía debería haberse preocupado de retirar ambos elementos del BIC porque incluso la ley le obliga a ello y, desde luego, debería haber promovido nuevas excavaciones arqueológicas, garantizando la posterior consolidación de las estructuras, porque en El Monastil queda mucho por investigar y por descubrir", subraya Antonio Poveda, autor de unas 80 publicaciones sobre una de las joyas del patrimonio arqueológico y cultural eldense y alicantino.

El experto insiste en asegurar que la última inversión que se hizo fue en octubre de 2016 para evitar que las madrigueras de los conejos dañaran los hornos romanos descubiertos en el yacimiento. Una actuación que se complementó con las tareas de acondicionamiento, limpieza y mejora de la accesibilidad llevadas a cabo unos días antes de retomar las visitas guiadas.

Otro de los asuntos abordados es el retraso en la aprobación del Plan Director que, según Amado Navalón, se encuentra en la última fase de redacción. Un documento que el Ayuntamiento está elaborando de forma conjunta con el Marq de la Diputación de Alicante para determinar todas las intervenciones que habrá que desarrollar y consolidar en el futuro. Estaba previsto que el Plan Director se presentara a lo largo del ejercicio 2012 pero han pasado diez años y todavía sigue sin ver la luz.

"Nos apetece mucho seguir excavando pero ahora, a diferencia de lo que se hacía tiempo atrás, hay que excavar y consolidar", indicó el concejal de Patrimonio Histórico en su última comparecencia aludiendo a fotografías antiguas de El Monastil donde aparecen muros de dos y tres metros de alto que ahora no superan los 90 centímetros. "Y aunque estamos pendientes del Plan Director de El Monastil, eso no es óbice para que sigamos organizando las visitas y realizando labores de mantenimiento para que esté a disposición de todos los visitantes”, ha concluido el regidor socialista.

Desde que en el año 2016 se retomaron las visitas de manera periódica, más de 7.000 personas de la comarca, de la provincia y del resto de España han pasado por el yacimiento. Es un foco turístico importante para la ciudad y en eso todas las partes están de acuerdo. Pero el objetivo compartido de convertirlo en un parque visitable con el mismo planteamiento que La Alcudia de Elche o Lucentum en Alicante se vislumbra muy lejano.