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Santi Román: la habilidad del caballo ganador

Claro triunfador de las elecciones, el alcalde de Sant Joan es un superviviente de la política con la astucia suficiente para estar siempre en el partido o la coalición que ostenta el poder

Santi Román: la habilidad del caballo ganadorPilar Cortés

El genial delantero inglés Gary Lineker pronunció una vez una frase que cada vez que se disputa un Mundial se recuerda: «El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania». En el caso de Sant Joan d’Alacant, bien podríamos decir algo parecido, «las elecciones son un ejercicio democrático, en el que se presentan varios partidos y Santi Román siempre sale», y no nos equivocaríamos.

Román ha dado este domingo el triunfo en las elecciones en Sant Joan al PP, el partido en el que empezó en la política, del que se marchó en 2015 antes de que el todopoderoso Manuel Aracil le señalara la puerta de salida y al que ha vuelto por la puerta grande.

Entre medias, cuatro años al frente de un partido que ya ni nos suena, Decido, con el que logra dos concejales y que le permiten entrar en un cuatripartito de izquierdas.

En otra vuelta de tuerca, en los comicios de 2019 pasa a ser cabeza de cartel de Ciudadanos y, cual equilibrista en el trapecio, se mantiene en la cuerda hasta conseguir un pacto con los socialistas por el que se reparte la Alcaldía dos años. Y como no está dispuesto a caer al vacío, consigue, en unas tensas negociaciones, un golpe de efecto del que en el partido del puño y la rosa todavía muchos se arrepienten: los dos últimos años el alcalde es él.

Y el (pen)último malabarismo: dejar en la estacada a un partido en descomposición que le había anunciado ya como candidato a la Alcaldía para volver a los brazos de su primer amor, el PP, con el incontestable aval de Carlos Mazón.

Pero no todo ha sido un camino de rosas, más bien cactus le fueron poniendo para confeccionar la lista, en la que se tuvo que comer el sapo de llevar de número tres a David Aracil. Ahí estuvo a punto de volar todo por los aires, con amenaza de Aracil padre de que o iba su hijo bien posicionado o dinamitaba el partido. Consintió Román, pero en la lista se ha rodeado de personas de su máxima confianza, de los ocho ediles que le acompañan tiene el apoyo incondicional de seis de ellos.  

Una victoria incuestionable, un golpe sobre la mesa en unas elecciones en las que ha logrado nueve concejales, tres más de los que obtuvo el presidente local, Aracil, en 2019.

Aunque en público no reconozca que con su victoria ha callado muchas bocas, en el PSOE aún intentan, y no lo consiguen, encontrar una explicación a lo que ha ocurrido: estaban exultantemente convencidos de que los votantes populares no iban a perdonar al partido que recuperara a un «traidor» y que les pasaría factura en las urnas.

Pero hete aquí que Román, que ha metido en la saca del PP 4.513 votos, 1.500 más que hace cuatro años, ha dado un golpe sobre la mesa en un partido otrora gobernado con mano de hierro por su intimísimo enemigo.

¿Y ahora qué? El superviviente de tantas batallas políticas, el que se convirtió los últimos ocho años en blanco de la diana del PP, ha pasado a ser el archienemigo de la izquierda. Eso hoy, el futuro y en qué partido seguirá en política solo lo sabe él, pero como buen caballo ganador no corre peligro de desbocarse. 

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