Alvarito revive al Hércules en Terrassa en tres minutos

Fútbol concentrado en pequeñas dosis, aplicado con bastante racanería. A cadenazos, a ráfagas, como midiendo el esfuerzo, un mal hábito que no debería de permitirse quien aspira a salir campeón de una Liga loca. Primer empate del curso... y menos mal. Tres minutos eléctricos de Alvarito con los blanquiazules funcionando en bloque por primera vez en el partido valieron para contrarrestar el desastre inicial, el mal juego colectivo, la falta de orden, de ganas de pegar, de pegarse, de correr más que el rival. 

El Hércules llegó tarde al Olímpic de Terrassa. Mucho. Demasiado para un púgil que defiende su cinturón. Arrancó dormido, muy lejos los unos de los otros, sin ir de la mano, caminando desparejados, a destiempo, sin acelerar, rehuyendo los duelos individuales, perdiéndolos casi todos. Así es muy difícil ganar hasta en la cuarta categoría, sobre todo si enfrente tienes a un equipo que maneja bien la pelota, que se siente mejor que tú sobre el caucho y cuenta con Lucas Viña y Adrián Lledó para darle sentido a la circulación.

El colegiado no dio validez a un posible gol fantasma del Terrassa cuando los catalanes ya iban con ventaja (1-0)

Sin embargo, a pesar del desastre, de la desazón, de la cara de incredulidad de Torrecilla en su área técnica, el Hércules se levantó de la lona después de que le pusieran morados los dos ojos. Lo hizo con entereza, con rabia, con una producción ofensiva brillante basada en la presión hombre a hombre, en el riesgo que entraña querer robar cada uno de los balones que controla el oponente. Lo hizo a lomos de Alvarito, que acabó de explotar cuando el naufragio de los visitantes al descanso le llevó hasta la banda izquierda, el lugar donde, pese a ser diestro cerrado, se siente más a gusto, más libre, más eficaz.

Los partidos se preparan durante la semana, se diseñan en la víspera y se resuelven sobre la marcha, según vienen. Los alicantinos pudieron vivir una contienda diferente, una más serena, más controlada, pero eligieron padecer. Primero, fallando una ocasión muy clara con 0-0. Después de una posesión de casi un minuto, Alvarito, ubicuo, omnívoro, sirvió un centro lateral a Ketu para abrir el marcador. El camerunés, con el portero a media salida, no acertó a cabecear entre los tres palos y malogró una gran asistencia.

Mal paso

Sin dominador, yendo y viniendo sin certezas, más por inercia que por convicción, una pelota muy mal defendida por los alicantinos sorteó la primera línea de presión, se coló por la segunda (mientras todos miraban y nadie metía la pierna) y acabó con un disparo crudo desde fuera del área. En otra tarde menos aciaga, Carlos Abad habría atajado ese zapatazo. No lo hizo. Su rechace quedó muerto en el área pequeña y Aythami, sin oposición, batió por bajo al guardameta canario (1-0, min.18).

El tanto amedrentó aún más a un Hércules timorato, desganado, incómodo en el Olímpic, así que en la segunda llegada local, el marroquí Jaouad estrelló un cabezazo en el larguero que botó en la línea –según el árbitro–, y dentro de la portería, según Chus Trujillo, que se hartó de gritarlo dos metros por delante de su banquillo.

Se quedó en un susto, pero abundó en la inseguridad visitante, que se aferró a un posible derribo de Samu dentro del área a la media hora para esconder sus vergüenzas. «Sigan, sigan», indicó el colegiado sin vacilar. Continuó creciendo el Terrassa hasta que, dos minutos antes del intermedio, un envío lateral milimétrico de Lucas Viña lo convirtió Aythami –de nuevo libre de marca– en el 2-0 con un testarazo impecable... y a bocajarro.

Enfado del entrenador

Los gritos ahogados de Rubén Torrecilla rebotaron en los azulejos de las duchas y despertaron al Hércules, que regresó al partido con un brío diferente, con más empaque, más junto, más decidido a ayudarse a empatar un partido que parecía irreversible.

Los blanquiazules ajustaron las marcas, estrecharon los espacios, se asociaron con verdadera intención defensiva y empezaron a robar pelotas, a ganar terreno. Obligaron al Terrassa valiente y poco discutido de la primera parte a replegar, a dar pasos atrás.

El equipo de Torrecilla reclamó un penalti sobre Samu Vázquez en la primera parte que el árbitro no señaló

Avisó Alvarito, ya en su flanco preferido, con un centro que no remató Mendes, primero, ni Ketu, después, cuando Artiles devolvió al área el balón repelido por la defensa catalana. Y justo ahí, con el Hércules volcado, asumiendo el peso, la responsabilidad y todo el dominio zonal, llegaron los tres minutos que de oro que a punto estuvieron de servirle al Hércules para conservar el liderato.

El madrileño maniobra, se deshace de su par y centra. Ketu espera, remata en primera instancia y se topa con el portero, que solo puede rechazar el cuero. A la segunda, el camerunés no perdona (2-1, min.59). Misma fuerza, misma fe, e idéntico protagonista. Alvarito recoge una apertura de Colomina a la izquierda, recorta, se acomoda, arma la pierna y bate con un derechazo a Marcos. El 2-2 conformó a ambos. Se repartieron los puntos y, de paso, las opciones de ser campeón a final de temporada.