Orestes y Rafa, Rafa y Orestes. Continúa la intriga en Pasapalabra. El bote se les resiste a dos de los concursantes más veteranos del concurso y nos obligan a seguir pegados a la pantalla cada tarde. Este miércoles era el programa número 118 de Rafa y el 281 de Orestes y no sabíamos si sería el último. En su haber, 82.200 y 165.600 euros, respectivamente, y la posibilidad de hacerse con un bote que ya asciende a 1.798.000 euros.

Una millonada que no tiene dueño pero parece que tiene dos claros candidatos. Ayer la intriga acabó pronto ya que Orestes falló en la primera vuelta del rosco en una de las primeras vueltas: la ‘C’. “Instrumento para cortar formado por una hoja de metal de un corte solo y con mango”, proponía Roberto Leal, a lo que Orestes contestaba: cúter. “¡No!” decía apenado el presentador, la respuesta correcta era “cuchillo”.

Pero la anécdota ocurrió en el programa anterior, y así lo comentaban los concursantes con el presentador antes de dar inicio a las pruebas del concurso. “Fue raro porque además yo no suelo decir “me la sabía”, pero tenía las 25 de Orestes y en la primera vuelta”, explicaba Rafa, para añadir a continuación que “es de estas veces que se alinean los astros y las difíciles las tienes claras y habría sido maravilloso”. El sevillano parecía divertido con la anécdota y señalaba que “unos días te toca a ti, otros no. Yo me lo tomo como que nos acercamos a ese gran objetivo de llevarnos el bote uno de los dos. A seguir estudiando que es lo que hay que hacer”.

Así que Rafa nos ha dado una buena pistas de que el final puede estar cerca y de que ya son muchos programas en los que ambos rozan el bote y el gran premio final.

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En este sentido, Orestes también se mostraba confiado: “Después de ver la gesta que Rafa podría haber hecho ayer pues más agradecido de la suerte que tengo. Yo el otro día tuve uno de Rafa, ahora Rafa uno mío y ya se masca aquí esto”, en alusión a llevarse el bote. Por último el burgalés señalaba que “a ver quién tiene la mezcla de suerte en adjudicación y mérito en lo suyo y acaba llevándose el gato al agua, ojalá que sea uno de los dos”. Ojalá porque los dos se lo merecen.