Opinión

Iñaki y la religión

Una imagen de Iñaki Gabilondo.

Una imagen de Iñaki Gabilondo. / Archivo

Ahora ha hincado el diente a la religión. Iñaki Gabilondo, que cumple 80 años este 2022, aunque aparente 60, acaba de estrenar en #0 una miniserie documental de dos episodios que debería ver cualquier espectador exigente, máxime en un mes como el de diciembre, cuando la enjundia se evapora de las programaciones todavía más de lo acostumbrado.

A la manera de la serie Cuando ya no esté, aunque esta ya acabara, Iñaki se dedica, en el primer capítulo, a charlar con una serie de personalidades relevantes de las grandes religiones del planeta para, en el segundo, mantener una tertulia distendida con jóvenes selectamente escogidos entre residentes en nuestro país practicantes de las mayoritarias. Una realización impecable y el verbo certero de Gabilondo hacen el resto.

En paralelo a este esquema, la tesis del programa es clara. Mientras el mundo occidental se seculariza a pasos agigantados, crecen las creencias en sucedáneos de las grandes religiones. Prima una religión a la carta, en la que cada cual escoge lo que le interesa y rechaza lo que no le gusta. Y no sólo eso. Cualquier cosa, hasta la más banal e increíble, se puede convertir en objeto de culto (a propósito, véase la película Espíritu sagrado).

Iñaki Gabilondo, a punto de cumplir los 80, aunque aparente 60, se muestra comodísimo ante las cámaras, sin mostrar ninguna intención en retirarse. De hecho, constatamos que está en mejor forma que cuando le encomendaron la tarea de presentar los informativos de Cuatro, en los tiempos del nacimiento del canal, y lo hizo junto a Silvia Intxaurrondo. La madurez, qué duda cabe, le ha sentado muy bien. Y aunque se haya despedido de la radio diaria, de la televisión fabricada con tiempo, medios y mimo le va a costar irse.

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