Trump cuenta en público lo que otros hacen en secreto

Donald Trump.

Donald Trump. / EFE

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Una de las cosas que caracterizan al ex presidente de EEUU y de nuevo candidato a la Casa Blanca Donald Trump es la sinceridad brutal con la que se expresa.

No es por cierto que el actual presidente y rival demócrata, Joe Biden, se distinga precisamente por un lenguaje diplomático, como acaba de demostrar una vez más al llamar “hijo de puta” a su homólogo ruso, a quien ya antes había calificado de “asesino”.

Pero el republicano dice cosas que han hecho y siguen haciendo muchas veces otros presidentes de EEUU aunque sin atreverse a confesar abiertamente sus motivos.

Así, por ejemplo, en un reciente acto de campaña, Trump acusó al Gobierno de su sucesor de estar comprando petróleo a Venezuela cuando había formas más sencillas y directas de obtenerlo.

Cuando él dejó la Casa Blanca, recordó el ex presidente, Venezuela estaba al borde del colapso y EEUU podía haberse hecho fácilmente con su petróleo.

Algo parecido ocurre hoy en Siria, según explicó Trump para entusiasmo de sus fanáticos seguidores: “Si dejamos tropas allí, fue sólo por el petróleo”.

Ningún otro presidente de EEUU ha explicado de forma tan directa la política exterior de su país, y esto es natural que no guste nada al “establishment” .

Por ejemplo, cuando “amenaza” a sus aliados europeos con no acudir a su auxilio en caso de ataque ruso si no dedican lo que deben a gasto militar, es decir a la compra de armamento “made in USA”.

Naturalmente se trata de un chantaje muy propio del hombre de negocios que aquél es en el fondo, acostumbrado a los envites para obtener la máxima ventaja.

Una de sus obsesiones es el cierre de la frontera sur de EEUU a las oleadas de inmigrantes latinoamericanos, pero Trump se niega a ver la relación entre ese fenómeno y las políticas sancionadoras de Washington contra determinados gobiernos de esa región.

Por cierto que muchos legisladores, tanto demócratas como republicanos, parecen ver algo muy positivo en la continua inmigración: beneficia a las empresas al contribuir a rebajar salarios y puede cubrir en un futuro el déficit de personal en las Fuerzas Armadas.