Opinión

En conmemoración del 8M

Manifestación del 8M en Alicante.

Manifestación del 8M en Alicante. / Rafa Arjones / RAFA ARJONES

Desde su declaración en 1975, el 8 de marzo se ha convertido en una jornada para reivindicar los derechos de las mujeres, denunciar las desigualdades que todavía persisten y reconocer los logros alcanzados y a las personas, organizaciones y movimientos que los han impulsado.

Ciertamente, a pesar de los indiscutibles avances, perviven importantes desigualdades entre mujeres hombres, tanto en el ámbito privado como en el público. Por nombrar algunas de ellas, podemos hablar de la desigual asignación de roles y responsabilidades en el trabajo reproductivo, la brecha salarial, la desigualdad distribución del poder político, económico y simbólico, o las diferentes formas de violencia sexual y violencia de género.

No hay duda de que el patriarcado, como sistema de desigualdad estructural, está todavía vigente. Si levantamos la vista y observamos cómo están las mujeres en el mundo es muy fácil encontrar ejemplos en los que se muestra con su mayor crudeza: en el contexto de conflictos armados, en el tráfico de mujeres con fines de explotación sexual o en la expulsión de las mujeres de la educación y la anulación de sus derechos en países como Afganistán o Irán. Por todo ello, el 8 de marzo continúa siendo una fecha imprescindible para obligarnos a recordar que todavía queda un largo camino por delante para lograr la igualdad.

Pero, como indicaba al principio, el 8 de marzo también es un día para reconocer a todas aquellas personas que de manera individual o colectiva han conformado la historia de los feminismos y han trabajo para remover obstáculos y cerrar brechas. Hemos de reconocerlas como agentes de cambio fundamental para llegar al punto en el que actualmente nos encontramos. Esta estrategia de reconocimiento público enlaza con el objetivo que la Universidad de Alicante persigue a través de sus Premios IgUAldad. Unos premios que este año alcanzan su decimosegunda edición y que buscan reconocer y visibilizar el trabajo de personas, colectivos, entidades e instituciones que han destacado en la defensa y promoción de la igualdad entre mujeres hombres.

Este año, en su modalidad colectiva, el premio ha recaído en el Proyecto Coeducart, una iniciativa educativa, coordinada desde el sindicato STEPV, que busca promover, entre el alumnado de primaria, secundaria y universitario, a través de diferentes formas de expresión artística, el valor de la igualdad, así como el rechazo a la violencia de género. Por su parte, en el apartado individual el galardón de esta edición premia el trabajo y activismo de Elena Simón Rodríguez, co-fundadora, en 1980, del Feminario de Alicante. Elena es un referente del feminismo alicantino y estatal, destacando sus aportaciones en el ámbito de la coeducación. En definitiva, este año, el protagonismo del premio IgUAldad de la UA lo tiene el papel de la educación para promover el cambio social. En este sentido, todavía nos queda por cumplir el reto de transitar desde la formación en igualdad de hombres y mujeres (mismos currículums, mismos espacios) hasta alcanzar la formación para la igualdad, imprescindible si el objetivo es conseguir la igualdad, no solo formal, sino también real y efectiva que propugna nuestra constitución, y que todavía hoy día no hemos conseguido.