Opinión

A cuento de un logro

El turismo ha permitido mantener la buena dinámica en las dos Marinas.

El turismo ha permitido mantener la buena dinámica en las dos Marinas. / David Revenga

En un diario distante de la desinformación, de los considerados serios, se lee este titular: «El turismo cierra el mejor primer trimestre de su historia con 16 millones de visitas». No opta por emplear el más masivo, sino el mejor. Para ratificar la tesis resalta que «Canarias, aún en plena temporada alta, es la comunidad que más se beneficia del tirón». No la que más plebe recibe, sino la que más se beneficia cuando es en la que acaban de producirse las primeras manis multitudinarias de residentes en contra de las avalanchas que les caen. Y por si faltaba algo el ministro del ramo pone la rúbrica: «Este primer trimestre ha resultado ser el mejor de nuestra serie histórica, con un crecimiento destacado de gasto en destino y del gasto medio de los turistas internacionales que recoge perfectamente el cambio de modelo turístico». Y aquí paz y después gloria.

Casualmente, unas páginas antes, un colaborador ilustre derrama una serie de consideraciones en torno a la «defensa de los límites» poniendo especial énfasis en que hoy en día se ve como «una restricción intolerable» argumentándolo de esta guisa: «Como esos padres y madres que tardan tanto en aceptar el valor educativo de los límites, creo que esa educadora implacable que es la realidad nos va enseñando a todos, en cada ámbito de la vida, la necesidad urgente de aceptarlos, y no ya como estorbos inevitables, sino como puntos de partida para una mejora racional de las cosas». Y apuntilla: «Nada puede crecer indefinidamente: ni el número de turistas ni el agua potable que se consume es un país de desertificación y de sequía». Es lo que tiene pensar.

Pero, claro, en el acumulado del primer trimestre, el desembolso de los turistas extranjeros avanzó un 28% hasta los 21.948 millones de euros. Recuerda el autor de la reflexión que hace solo 25 siglos Buda alertó acerca de que «los deseos pueden no acabarse nunca y una vez obtenidos despierta no el apaciguamiento de lo ya logrado, sino la ansiedad de lo que todavía no se tiene». Otro pensador. Será posible.