Entrevista | Juan Francisco Pérez Llorca Secretario general del PPCV

«La política consiste en dialogar y persuadir. Si eso es ser fontanero, todo el mundo debería serlo»

Juan Francisco Pérez Llorca, Secretario  general  del PP  Comunidad Valenciana

Rafa Arjones

María Pomares

María Pomares

En poco más de dos años ha pasado de alcalde de Finestrat y diputado provincial a convertirse en la mano derecha del presidente de la Generalitat, síndic adjunto en las Cortes y número dos del PPCV. ¿Cómo se logra eso?

Es cierto que hay mucha gente que me habla de ascenso meteórico. No lo comparto. Si se me permite la expresión, he picado piedra toda la vida. Llevo ya más de 20 años en el partido. Empecé siendo concejal en la oposición, que es donde más frío se pasa, hasta acabar siendo síndic adjunto en las Cortes, pero hay un camino de por medio. En lo orgánico empecé siendo el secretario general de mi municipio, pasé a ser coordinador comarcal, coordinador provincial y, luego, autonómico. Al final, la política no consiste en ascender, sino en trabajar y hacerlo a gusto. Con Carlos Mazón me he sentido siempre muy a gusto y el hecho de habernos conocido en la Diputación y haber trabajado juntos en una época tan difícil como fue la pandemia ha hecho más estrecho el lazo, pero me siento el mismo que cuando empecé.

«La política consiste en dialogar y persuadir. Si eso es ser fontanero, todo el mundo debería serlo»  |

«La política consiste en dialogar y persuadir. Si eso es ser fontanero, todo el mundo debería serlo» | / maríapomares

¿Cómo lleva la etiqueta de fontanero que le han puesto?

En mi casa dicen que no saben cómo me pueden llamar fontanero si no sé poner un cuadro bien... Tampoco le doy mucho valor. Creo que la política consiste en dialogar e intentar persuadir, y eso es lo que intento hacer. No sé si eso es ser fontanero, pero, si es así, todo el mundo en política debería ser fontanero.

Su nombramiento como secretario general del PP regional se interpretó como un paso más para afianzar el poder alicantino. ¿Le preocupan las suspicacias en Valencia?

No, porque no se hizo con esa finalidad. María José Catalá era la secretaria general y acababa de ganar la Alcaldía de València, que requiere mucha dedicación. Decidió centrarse en su trabajo como alcaldesa y el tres del partido era yo. Lo más fácil era que quien llevaba Organización y conocía la casa por dentro fuese el secretario general. Es anecdótico que haya dos alicantinos al frente del partido porque somos un equipo muy amplio.

¿Y cuál es la labor que se le ha encomendado en esta nueva etapa?

Me he marcado el reto de trabajar para intentar ganar las próximas elecciones con mayoría absoluta y, para eso, lo primero que necesitas es un partido fuerte y unido. Lo hemos conseguido bastante en estos dos últimos años, y en eso vamos a seguir trabajando. Y es muy importante que el PP sea opción de gobierno en todos y cada uno de los municipios de la Comunidad Valenciana, grandes o pequeños.

Habla de lograr un partido fuerte y unido... ¿Qué les falta o les sobra?

Nada, en líneas generales el partido funciona muy bien y muy cohesionado. Es cierto que hay municipios que aún hay que trabajarlos, aunque, cuando gobiernas, es más fácil arreglar las cosas. Por eso, le doy mucho mérito al trabajo realizado por Carlos Mazón al frente del partido. Hemos sido capaces de hacer el partido más potente de la Comunidad Valenciana estando en la oposición.

Ha sido el encargado de ir recomponiendo las agrupaciones locales y apagar fuegos. ¿Cuál ha sido su peor acierto y su mejor error?

En aquellos municipios en los que hemos conseguido ganar, todo el acierto es de los que formaban parte de la candidatura y, en aquellos sitios en los que no hemos conseguido ganar, tengo que asumir parte de la responsabilidad, lo que me obligará a trabajar más para intentar ser la opción de gobierno en cuatro años.

¿Acabará Vox engullido por el PP en la Comunidad Valenciana como ocurrió con Ciudadanos?

Son partidos diferentes. No veo a Vox engullido por el PP ni a corto ni a medio plazo. La situación de Ciudadanos se desencadenó por los problemas que tenían. La candidata de Ciudadanos era la marca blanca de Ximo Puig y del PSOE, y eso tuvo mucha incidencia en la desaparición de ese partido.

¿Cómo se consiguió cerrar el pacto con Vox en tiempo récord?

El pacto se cerró tan rápido porque ambos partidos teníamos claro que la sociedad valenciana quería que el Botànic se fuese a su casa, y que nos pusiéramos de acuerdo. La verdad es que no costó mucho hacerlo, e incluso el modelo de pacto que se hizo en la Comunidad Valenciana ha sido mucho mejor que otros pactos que han hecho en otras partes de España.

La reunión duró un par de horas y el pacto se plasmó en un documento de cinco puntos esquemáticos. ¿Qué hubo de paripé?

Es cierto que la reunión duró un par de horas, pero también se había hablado ya alguna vez con ellos. El PP tenía una cosa muy clara: este es el programa electoral que tenemos y, si estáis dispuestos a apoyarlo, tiramos para adelante. Ese día había que atender a los medios, y lo que se hizo fue marcar cinco líneas a seguir, pero este acuerdo de gobierno va más allá. Lo que se intenta es llevar a la práctica el programa electoral que tiene el PP.

¿Qué fue lo más complicado de lo que pidió la otra parte?

No hubo ningún problema. Hubo entendimiento desde el primer momento. Éramos conscientes de que la gente había votado cambio y debíamos ser los protagonistas de ese cambio.

¿La salida de Carlos Flores Juberías, condenado por violencia machista, fue una línea roja del PP?

Es una decisión que tomó Vox en su dirección nacional y la respeto. No me gusta valorar las decisiones que toman las direcciones de otros partidos.

¿Qué ha fallado para que hasta ahora no se hayan dado cuenta de que el subsecretario de Justicia estaba condenado por violencia machista?

A nadie se le pide una hoja de antecedentes penales cuando se le ficha. Debería haberlo dicho él, pero el cese inmediato del subsecretario de Justicia cuando el Gobierno lo supo demuestra el compromiso del Consell en la lucha contra la violencia de género.

En el pacto se habló de violencia intrafamiliar; la presidenta de las Cortes se aparta de las pancartas en los minutos de silencio; y en la Cámara ya han acordado sustituir «violencia machista» por «violencia contra las mujeres». ¿Por qué han cedido?

Es curioso que, en estos momentos, cuando más pancartas hay, más asesinatos hay también. Por lo tanto, a lo mejor, los políticos tenemos que hacer un esfuerzo por trabajar más por la unidad para combatir este tipo de problema que en buscar el postureo. A la política le sobra postureo y le falta más contenido. La izquierda agita las pancartas, pero luego ha permitido que los violadores salgan de las cárceles o que se rebaje la pena por una agresión sexual, y nadie ha asumido responsabilidades políticas. Todos los partidos estamos de acuerdo en que hay un problema de violencia contra las mujeres, incluso Vox, y debemos intentar trabajar en lo que estamos de acuerdo y no en mostrar siempre las divisiones.

¿La posición de Vox puede erosionar la imagen de moderación que trata de proyectar Mazón?

El único partido en España que se pone detrás de una pancarta y nunca ha permitido que salgan violadores de la cárcel es el PP. Es el partido que más claras tiene las cosas respecto a la violencia de género y la violencia contra las mujeres.

Y, más allá de la violencia machista, ¿cómo influye el pacto en el talante de moderación y diálogo que trata de vender el PP?

Es que somos un partido dialogante, y no creo que el pacto perjudique. El PP tiene las ideas muy claras. Buscamos siempre el diálogo y el consenso, y los vamos a seguir buscando. En las Cortes hemos sido el único partido que hemos permitido que todos los grupos estén representados en la Mesa, y en esa línea vamos a seguir.

¿Cómo se fraguó el pacto con Compromís en las Cortes?

Dado el resultado de las elecciones, pensamos que lo ideal era que los cuatro partidos tuviesen representación en la Mesa. Al PP le correspondían tres miembros y dos al PSOE, y estábamos dispuestos a hacer cesiones y que el PSOE hiciese lo propio para que Vox y Compromís estuviesen. Sin embargo, me sorprendió la negativa del PSOE a tener a Compromís al lado, más después de tantos años siendo socios de gobierno. Al final, tuvimos que ir a votar y decidimos colaborar con ellos tapara que tuviesen un representante, porque consideramos que era más democrático que estuviese Compromís.

También era una oportunidad de desgastar al PSOE y evidenciar la ruptura de la izquierda...

La verdad es que me sorprendió esa ruptura, cuando hasta hacía unos días eran socios de gobierno. No era oro todo lo que relucía entre el PSOE y Compromís.

La oposición ha puesto el foco en Vicente Barrera por estar como administrador en siete empresas. ¿Puede haber consecuencias?

Vicente Barrera está siendo un vicepresidente ejemplar. El PSOE y Compromís están intentando levantar polvareda en cuestiones en las que no hay ningún problema. Cuando uno es conseller, tiene dos meses para hacer su declaración de bienes.

Fue el artífice del pacto del PP con Ens Uneix que les permitió conseguir la Diputación de Valencia. ¿Cuál es la letra pequeña?

No hay letra pequeña. Siempre ha habido muy buena sintonía con Jorge Rodríguez, y, de verdad, no me considero una pieza clave en ese pacto, me considero una pieza más. No quiero quitarle mérito al PP de la provincia de Valencia y a Vicente Mompó. Incluso a veces tengo la sensación de que el PSOE de Ximo Puig está más feliz con el pacto del PP con Ens Uneix, aunque no tanto el PSOE de Bielsa.

Si ha habido siempre tan buena sintonía y no hay letra pequeña, ¿por qué se alcanzó el acuerdo en tiempo de descuento?

Es cierto que, hasta última hora, no se decidió, pero a veces hay negociaciones que son más costosas, pero eso es una prueba más del talante dialogante del PP. Ens Uneix es un partido de izquierdas y fuimos a pedirle el apoyo porque considerábamos que podía ser positivo para la sociedad. Otros estaban más entretenidos en sus luchas de poder internas, y es cierto que aprovechamos también eso.

¿Faltan cuadros para cubrir las vacantes que aún tienen en el Consell?

Salvo las anteriores, las elecciones suelen ser en mayo y las tomas de posesión son en verano, y eso dificulta las cosas, pero, además, es la primera vez que, nada más terminar las elecciones, se convocan otras, y eso hace que algunos plazos se tengan que alargar, pero los nombramientos que está haciendo el Gobierno de Mazón son los correctos y los plazos se están cumpliendo bastante bien. El PP, cuando tiene al mejor candidato, lo nombra.

¿Les han dado muchas calabazas en estas últimas semanas?

Para nada. El PP tiene la ventaja de que tiene gente muy cualificada y preparada para muchísimos puestos, pero considerábamos que, en algunas situaciones, como en el caso de las inversiones que vienen a la Comunidad, era bueno mantener a los equipos que había para seguir generando confianza a los inversores, o en Emergencias era una barbaridad ponerse en julio a cambiar a los responsables con una alerta máxima por incendios. Ahora ya se ha procedido a los ceses, pero los españoles tenemos que empezar a educarnos en que las transiciones a los gobiernos tienen que ser como en la Comunidad Valenciana, huyendo del borrón y cuenta nueva.

Encadena ya tres mayorías absolutas en su ayuntamiento, y el 28 M logró once concejales de trece. ¿Cómo se llega a eso?

Se ha hecho muy buen trabajo en Finestrat, pero la verdad es que me siento un poco abrumado porque no pensaba que iba a tener ese apoyo tan masivo. Estoy muy agradecido, porque, si eso ha pasado, es porque Finestrat lo ha decidido así.

Sin embargo, los socialistas dejaron entrever el fantasma del «pucherazo» y pidieron que se anulara el voto por correo...

Con once concejales de trece, hablar de «pucherazo» es absurdo. Estaban buscando la excusa política para encajar la derrota.

¿Se ve en el Gobierno valenciano antes de que acabe la legislatura?

Me veo trabajando como alcalde y como secretario general del partido. No me veo en otro sitio. Además, son decisiones que toma el presidente.