Vertido impune de escombros en Alcoy

El Ayuntamiento aumenta los controles pero reconoce que es difícil perseguir estas conductas

La puesta en marcha de restricciones a determinadas prácticas que entrañan algún tipo de riesgo para el medio ambiente tienen una función disuasoria, es decir, a través de prohibiciones y sanciones se busca erradicar este tipo de conductas. Sin embargo, los hay que poco les importa el respeto al medio ambiente o al entorno, y no parecen sentirse aludidos ni afectados por el endurecimiento de la normativa. La posibilidad da afrontar la multa o, peor aún, la dificultad para que se les identifique les hace creerse impunes. Ypor ello obran en consecuencia, sin miramientos.

Esta sensación se la puede llevar cualquier persona que pase por el camino de la Fàbrica d’Escaló, junto al cauce del río Serpis a la altura de la Zona Norte, cuando todavía no ha abandonado el casco urbano de Alcoy, más o menos bajo el puente de Francisco Aura. En este lugar, junto a un vial que comunica la ciudad con la pedanía contestana de El Poble Nou de Sant Rafel, se ubican varias factorías antiguas, abandonadas, alguna de ellas en estado de auténtica ruina. Es un punto donde ya de por sí se acumulan muchos escombros, de manera "natural" podría decirse, por el deterioro de los edificios, pero que a los más pícaros les sirve como un lugar perfecto para realizar vertidos.

La zona está llena de desechos de obra como ladrillos, bloques, losas, tejas y restos de paredes de cierto tamaño; incluso se pueden ver bastantes sacos llenos y dejados allí a conciencia. Pero no solo eso; también hay maderas, muebles y algunos electrodomésticos, y no únicamente en las orillas del camino, sino también dentro de las propiedades. Al estar cerradas y abandonadas, resulta muy fácil entrar en las antiguas parcelas industriales y arrojar allí los escombros, que así se mezclan con los que se van generando por el propio proceso de degradación que sufre este espacio.

El Ayuntamiento de Alcoy persigue estas conductas y, de hecho, desde hace algún tiempo solo permite a los particulares depositar estos restos en el ecoparque. El máximo es de 500 kilogramos, y para poder dejarlos debe aportarse la correspondiente licencia de obras. En los demás casos, esos restos los debe retirar una empresa especializada, que vigile entre otros aspectos si en ellos hay materiales considerados peligrosos. Sin embargo, la administración municipal admite que resulta difícil llegar a todos lados, y que es aún más complicado actuar cuando el vertido se produce en un terreno de titularidad privada, como sucede en el camino de la Fàbrica d’Escaló.

Poco margen de maniobra

La concejal de Transición Ecológica, Teresa Sanjuán, señala que "en estos casos, el Ayuntamiento no puede hacer nada al tratarse de una propiedad privada". Sí se ha podido actuar, en cambio, en ocasiones como una que denunciaron responsables de un centro escolar, que vieron que se había realizado un vertido en un terreno próximo que pertenecía ya a un espacio natural.

En todo caso, el dueño del solar correspondiente es responsable de evitar que esté en malas condiciones. O si se puede identificar a alguna empresa, se le comunica para que retire los restos. Pero si se abre un expediente sancionador, "es un procedimiento administrativo muy largo" y suele pasar mucho tiempo hasta que se ve algún resultado.

Hace pocas fechas, el Consistorio anunció la aplicación de una sanción de 3.000 euros a una empresa por realizar vertidos ilegales. Sanjuán ya aludió entonces a la importancia de sorprender "in fraganti" a quienes realizan estas conductas, porque eso facilita que puedan multarse y con ello disuadir a otros posibles incívicos.