Telecinco, Cuatro y la Sexta se han ocupado, con comentarios jocosos en algún caso, del «percance» vivido en la procesión dels Xiulitets, la última de la Semana Santa o el preludio de la programación de las Fiestas de Moros y Cristianos, como se prefiera. El video de la doble caída ha echado humo y en las redes sociales se ha hablado y no parado, provocando que la Procesión del Encuentro de Alcoy, cual es su denominación oficial, haya alcanzado su máxima popularidad desde su aparición, hace casi cuatro siglos.

Ya había caído alguna vez, aunque sin redes sociales y «youtube» de por medio, por lo que el impacto ha trascendido las fronteras locales y provinciales y se ha prodigado en el ámbito nacional: España en su conjunto ha descubierto que en Alcoy, además de Moros y Cristianos, también hay programación de Semana Santa.

Dicen los entendidos que los portadores, cuatro jóvenes y entusiastas voluntarios, no midieron sus fuerzas, corrieron en la bajada por San Francisco y en San Mauro y para la subida de San Nicolás, que es cuando hay que echar el resto, la resistencia ya menguaba y de ahí los tropezones; dicen también que no se ensayó la coordinación, por citar las interpretaciones «razonables».

En cualquier caso, el incidente, que no impidió acabar la procesión y que la imagen de la Virgen encontrara la del Salvador, resucitado, ha otorgado una notoriedad nacional a una actividad que viene desarrollándose desde al menos 1634. Aquel año, el sacerdote Gaspar Sisternes legó en su testamento un dinero a los niños que participaban, lo que provocó que la asistencia aumentara. Esta actividad religiosa se caracterizaba porque los feligreses utilizaban pífanos o «xiulits» para expresar su alegría por la Resurrección.

Poco a poco, el ambiente fue enturbiándose hasta le punto que se produjeron desmanes, lo que acabó derivando en su prohibición a partir de 1828. Más tarde, sin embargo, se recuperó y acabó adquiriendo su configuración actual en 1881, al aparecer las dos imágenes y perfilarse la carrera actual.

Durante muchos años, el Círculo Católico de Obreros viene responsabilizándose del acto, con la colaboración de los júniors del colegio salesiano y de la parroquia de San Mauro, en la que posteriormente se celebra una multitudinaria misa.