En la Universidad de Alicante se han puesto este verano las pilas, y nunca mejor dicho, para poder hacer frente a partir de la reanudación de las clases en septiembre, a las medidas de ahorro energético que el Gobierno ha puesto en marcha con el real decreto aprobado hace un par de semanas.
La vuelta a las aulas implica en todo el campus el cierre de puertas y ventanas, como advierte el vicerrector de Infraestructuras y Seguridad, Salvador Ivorra, por lo que este verano el Rectorado ha invertido en innovación para renovar equipos de refrigeración y calderas con el propósito de controlar el gasto lo más posible.
En realidad en el campus de San Vicente se pusieron ya en marcha medidas extraordinarias propias para paliar la crisis que empezó a suponer el progresivo aumento del coste de la luz con las que el vicerrector asegura que se han podido ahorrar ya un millón de euros.
Y con el simple gesto de cerrar puertas y ventanas este gasto puede incluso reducirse entre otro 10% a 15%, según los cálculos previos realizados desde la institución académica.
“De no haber tomado las medidas extraordinarias que se han adoptado en la UA, hubiésemos pagado unos 900.000 euros más de lo que hemos abonado en este periodo, lo que implica un "ahorro" de hasta 4.300 euros diarios”, sopesa Ivorra.
De hecho el ahorro energético logrado hasta el momento tras la decisión por parte de la UA de adelantar medidas para no disparar el coste energético, implica en la comparativa facilitada a este diario entre los siete primeros meses de 2021, hasta julio incluido, y el mismo periodo de este año 2022, hasta el pasado mes de julio, una reducción del coste en electricidad de hasta el 18,60%.
Más que ahorrar hemos dejado de pagar dinero de más
No obstante, como también precisan desde la UA, el pago en electricidad que han tenido que llevar a cabo desde las arcas de la institución académica ha aumentado hasta un 45,62% durante el mismo periodo señalado, por los elevados costes de la electricidad, de ahí que el vicerrector prefiera señalar que “más que ahorrar hemos dejado de pagar dinero de más”.
Es significativo que lo que antes de la pandemia y la posterior crisis de precios de la energía suponía un millón de euros de coste, ha pasado ahora a alcanzar los 10 millones de euros.
Son cifras estratosféricas que obligan a las autoridades de la UA a seguir invirtiendo en sustanciales mejoras como la generalización de la luminaria led, y equipos que priman el rendimiento y ahorro para tratar de limitar gastos y pérdidas de energía a partir de una mayor eficiencia.
“Durante la pandemia me dolía el alma ver puertas y ventanas abiertas por el coste que implicaba”, apunta el vicerrector Salvador Ivorra. Y a partir de septiembre se cerrarán una vez lo determinen los técnicos del Servicio de Prevención, porque hasta el momento se mantienen abiertas por recomendación de los técnicos. Es el real decreto de ahorro energético el que obliga a la citada revisión “y el ajuste de los parámetros de climatización, tanto en frío como en calor”.
Renovación
Este verano, por tanto, se han sustituido calderas, equipos de aire, y acometidas de gas. También se está cambiando toda la luminaria a led, medida que está previsto culminar en octubre en el Paraninfo pero que en las zonas exteriores se ha podido acabar ya.
En octubre se licitará el proyecto de la gran planta fotovoltaica con la que se espera cubrir el autoconsumo de hasta un tercio de la electricidad el todo el campus. Las plantas más pequeñas arrancarán a fin de mes para dotar al edifico de investigación pionero en el parque científico, el de los Servicios Técnicos, y la más grande para todos los edificios del entorno de Museo, incluidos el aulario y la Politécnica IV, se va a ir abordando progresivamente con la intención de tenerla el próximo verano.
Entre los edificios que más consumen se va a actuar de forma prioritaria en la Biblioteca General, donde además se cuenta con la sala 24 horas, para instalar los primeros detectores de presencia con los que, progresivamente, y conforme la UA disponga de medios, se prevé dotar a la totalidad de aulas de forma que en cuanto el sistema deje de detectar presencia alguna, apague de inmediato todo tipo de luces y sistemas eléctricos.
