La A-31 mantiene deficiencias de su apertura hace 35 años y sigue sin una fecha prevista de mejora

La autovía mantiene en muchos puntos el trazado de la antigua N-330 antes de desdoblarse, con curvas muy cerradas y rasantes, y la siniestralidad y el elevado tráfico hacen urgente una reforma

A-31 a su paso por Monforte del Ckd, donde se observan su trazado y su elevado tráfico.

A-31 a su paso por Monforte del Ckd, donde se observan su trazado y su elevado tráfico. / Áxel Álvarez

La autovía A-31, que comunica la provincia de Alicante con Albacete y Madrid, mantiene a su paso por las comarcas alicantinas deficiencias ya detectadas en el mismo momento de su apertura, hace ya casi 35 años, y sin que haya una fecha prevista para subsanarlas en todo o siquiera en una parte. La vía es de las llamadas «autovías de primera generación», previstas en el Plan de Carreteras 1984-1991 del entonces Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU), y que básicamente consistían en desdoblar las carreteras nacionales. El problema era que el trazado de la calzada ya existente se dejaba prácticamente tal cual, sin apenas tocar ni curvas ni rasantes.

El tramo de la A-31 entre Alicante y Almansa fue de los primeros en abrirse en toda España. Se inauguró en marzo de 1989, por lo que dentro de dos meses se cumplirán 35 años de su puesta en marcha. Y pese a haber transcurrido tanto tiempo, la que fue calzada original de la carretera N-330 se puede todavía distinguir en buena parte del recorrido, por conservar, entre otros, los citados elementos del trazado sinuoso y los cambios de rasante. Algunas curvas son muy cerradas, e incluso puntualmente hay algún zigzag, impropio de una autovía moderna, por no hablar de algunas pendientes. Asimismo, todavía hay unos pocos accesos que apenas cuentan con carril de aceleración, como en Sax.

Colas en la A-31 provocadas por un accidente a la altura de Monforte del Cid, el pasado mes de noviembre.

Colas en la A-31 provocadas por un accidente a la altura de Monforte del Cid, el pasado mes de noviembre. / Áxel Álvarez

Todo esto se produce, como bien es sabido, especialmente en las comarcas del valle del Vinalopó, en medio de un tráfico muy intenso. Como ya ha publicado este periódico en diferentes ocasiones, la A-31 llega a alcanzar una intensidad media diaria cercana a los 53.000 vehículos a la altura de Novelda, según datos de 2022, los más recientes disponibles. También en los alrededores de esta localidad se registra el tráfico más intenso de camiones, más de 8.000 al día. Ni la finalización de la A-7 por Alcoy ni la liberalización de la AP-7 por la costa han aminorado la circulación de vehículos pesados, en un caso porque es una vía con pendientes más acusadas y en otra porque el recorrido es más largo. Puede que la próxima finalización de la A-33 entre Murcia y València por Jumilla y Yecla tenga mayor efecto, pero habrá que esperar a que esté acabada para corroborar que es así o no.

La cuestión es que, mientras que otras «autovías de primera generación», como las que comunican Madrid con Burgos, Zaragoza, València y Sevilla, se han ido remodelando de manera paulatina, en la A-31 los cambios han sido mínimos; en la década de 1990 se mejoró el trazado en el entorno del enlace norte de Elda y también se hicieron dos pequeñas variantes de la calzada original en la subida desde Novelda hacia Elda y entre Sax y Villena, pero poco más. Y así, con un tráfico tan intenso y un recorrido tan conflictivo, la siniestralidad se ha convertido en un lamentable rasgo característico de esta vía. Valga la pena recordar que en 2020, en plena pandemia y con mucho menos tráfico, se produjeron 48 accidentes con víctimas en los 73 kilómetros de la autovía que discurren por la provincia.

Una vía olvidada

Ahora que están avanzando los trámites para construir un tercer carril en la A-7 entre Crevillent y Orihuela, con el anuncio de la expropiación de los terrenos, se hace más patente el olvido del tramo alicantino de la A-31. No es una cuestión nueva; los paneles indicativos de salidas, direcciones y distancias no comenzaron a cambiarse en esta autovía hasta finales de 2010, después de que este periódico advirtiera durante bastante tiempo de su deterioro. Además, para entonces ya hacía 18 años que se había cambiado la normativa y los carteles debían ser con caracteres blancos sobre fondo azul, pero en la A-31 seguían estando los antiguos de color blanco, tan gastados que por la noche resultaban ilegibles.

En varios puntos de la A-31 sería muy oportuno un tercer carril por sentido, al igual que en la A-7 entre Crevillent y Orihuela, como desde Elda hasta Monforte del Cid. Pero no parece que haya a la vista ninguna obra. Tampoco se ha tenido en cuenta esta vía para la realización de carriles para facilitar los adelantamientos a camiones, como sí se ha planteado para la AP-7 a su paso por la provincia de Castellón. Cabrá seguir esperando a que el Gobierno tenga en cuenta una mejora integral de la A-31, acorde con los parámetros actuales y las características y la intensidad del tráfico que soporta.